Restaurant Club Vela Blanes | Marisquería — Restaurant in Blanes

I stumbled upon this gem of a bar and was immediately captivated by its effortlessly cool atmosphere. The staff here are some of the friendliest and most welcoming I’ve encountered. They make you feel like an old friend from the moment you walk in.

The ambiance is a perfect blend of chic and relaxed, with dim lighting and stylish decor that sets the mood just right. The music selection is on point, creating an eclectic soundtrack that adds to the overall charm.

What truly sets this place apart is the way they genuinely care about their patrons. Whether you’re a regular or a first-timer, you’ll leave feeling like you’ve just left a gathering of close friends. The bartenders are skilled mixologists who craft concoctions that are both inventive and delicious.

Don’t miss out on their signature cocktails; they’re absolute showstoppers! The attention to detail in every drink is impeccable. From classic favorites to unique house specials, there’s something for everyone.

If you’re in search of a spot where you can unwind, have a blast, and be surrounded by good company, this bar is the place to be. Trust me, once you step through those doors, you’ll keep coming back for more. It’s not just a bar; it’s...

Al llegar tuvimos la esperanza de que la decoración elegante y las mesas bien presentadas fueran un indicio de lo que estaba por venir. Desafortunadamente no fue así. A pesar de tener una reserva a las 13:30, fuimos recibidos con un espectáculo digno de un vodevil: camareros tropezando entre si en un restaurante vacío. Preguntar por nuestra mesa fue solo el comienzo de una espera interminable, algo inesperado en un lugar que pretende ser de alto nivel. La desorganización reinaba. Una vez sentados, la experiencia solo fue cuesta abajo. Las cartas estaban desactualizadas, una situación que aparentemente se había extendido durante un mes completo, según nos informaron. El desajuste continuó con errores en las bebidas y pedidos incorrectos, todo coronado por un pan que, al parecer, decidió no hacer acto de presencia. Nunca lo trajeron. Los entrantes fueron una experiencia por sí solos. Los boquerones fritos, servidos crudos y con tripa, tenían un sabor tan fuerte que fue imposible ignorarlo, y los mejillones, muchos de ellos vacíos, bastante insignificantes en sabor y calidad y con una salsa tomatera vulgar… digamos que invitaron a reflexionar profundamente sobre nuestras elecciones culinarias. El plato principal fue un arroz al senyoret que, en un giro inesperado, terminó siendo servido en otra mesa. Y cuando finalmente llegó a la nuestra, nos sorprendió por su temperatura: frío y pasado. El rape, aunque medianamente aceptable, no logró salvar la experiencia, especialmente cuando nos dimos cuenta del precio. Pagando 40 euros por cada rape y 30 euros por cada ración de arroz nos sorprendió la botella de agua. En una encantadora botella de plástico de litro y medio de supermercado a 3'80€, para complementar la experiencia. El servicio fue la guinda del pastel. Los camareros, en su propio mundo, parecían estar en un baile improvisado, tropezando y cruzándose entre ellos. En un momento, se reunieron en medio del comedor para un “brainstorming” improvisado sobre lo qué estaba sucediendo. La solución fue una serie de visitas a las mesas preguntando si todo estaba bien, como si esa simple pregunta pudiera arreglar la catástrofe culinaria que estábamos viviendo. La situación parecía igual de desastrosa para los otros comensales. Lo que debería haber sido una tranquila comida se convirtió en un desfile de clientes que se levantaban a protestar por sus platos, mientras los camareros corrían de un lado a otro tratando de apagar los fuegos de la insatisfacción general. En resumen, si buscas una experiencia que te deje pensando en tus decisiones gastronómicas, este es el lugar. Pero si valoras tu tiempo, dinero y bienestar, te sugiero explorar otras opciones. 215€ para cuatro comensales sin vino y tan solo con...

They don’t have another menu except the Spanish one 🤷‍♂️ Some of the seafood was good but the waiters are really ignorant, rude and don’t speak other languages except Spanish. All the alcohol drinks are just cheap ones which are just not so great. There isn’t an alcohol drink which is not from Spain, quite poor. On the other hand, the view to the sea and the port are great but the food didn’t meet my expectations. The meat is usually over cooked. The prices for the food are very cheap and I was surprised that they are so low but now I understand that they don’t deserve to charge a single Euro more for the food that they make. I thought that the seafood would be much better than it is because the restaurant is about 20 meters away from the port. Not...