Rte. La Taberna de Almodovar — Restaurant in Córdoba

From our experience, it's impossible to understand how this restaurant receives 4.5 starts on Google or a Bib Gourmand rating from Michelin. The waitstaff was surly and inattentive, and the food aspired to mediocrity. The menu was short and uninspired. If you asked, they had additional items (which we saw being delivered to other guests but didn't show up on the English menu).

We were seated right in front of the waiters station, so there was constant traffic of waitstaff walking by our table. One of our party was chastised for putting pits from her olives on her bread plate, and then we overheard the waiter making a snide remark after we requested olive oil for our bread. The waiter took our wine order, but neglected to bring the wine, even after the food arrived. We had to request a second bottle of water three times. When the bill came out, it was incorrect.

The croquettes were the highlight. The potato salad with shrimp was also decent, though uninspired. The salmon tartare (which wasn't on the menu but we asked about when we saw a waiter walk by with one for another table) was 85% avocado, 15% salmon, both of which were masked by the honey-mustard dressing. The scallops of hake were simply fried fish with no seasoning. Better than Long John Silver's perhaps, but not by much. The lamb chops were thin, overcooked and bland. The field partridge was boiled.

This wasn't the case of an off-night for a waiter and some dishes were inspired or subtle or creative and others were not. Multiple waitstaff were surly. Of the 8 items we ordered, two were decent, one was adequate, and 5 were drab. Easily the worst meal we've had in...

Visité este restaurante junto a mi mujer casi de rebote, porque en el último momento cancelamos una reserva que teníamos hecha en otro lugar de la ciudad, cercano a la mezquita-catedral, y desde luego, estoy contento con el resultado final.

Nos asignaron una mesa en el primer salón que hay justo al entrar, a la izquierda. Hay que decir que el espacio está muy bien aprovechado, porque queda el espacio justo para que se muevan los camareros entre mesa y mesa, especialmente en el lado de la pared. Quizás si hubiera alguna mesa menos (una o dos a lo sumo) se ganaría bastante en la sensación de espacio. Sería de agradecer especialmente si te toca en la mesa justo de al lado una persona que no hacía más que toser de manera intermitente, algo que tras la pandemia vivida, te pone los nervios en guardia, pero en fin, ello no puede causar demerito en la impresión final del restaurante.

Y es que las sensaciones fueron muy, muy buenas. Todas las personas que nos atendieron (me atrevería a decir que uno de ellos era el dueño o responsable) derrochaban simpatía y buen hacer en su modo de tratar al público, y se les notaba que no era impostado, sino que su carácter era natural. Os recomiendo que os dejéis aconsejar por ellos, porque sin duda van a resolveros cualquier duda y proponeros algo que os agradará. Es más, un detalle que nos sorprendió muchísimo fue que a uno de los comensales de la mesa junto a la nuestra le pareció que iba a ser complicado afrontar el pedazo de mero (creo recordar) que le trajeron. El camarero casi, sin mediar palabras, le preguntó al comensal si quería que le limpiara el pescado. Y dicho y hecho, trajo otro plato, se colocó en una mesa auxiliar y se lo limpió con gran profesionalidad, dejándole al comensal el pescado listo para llevárselo a la boca. Enhorabuena por ese detalle. Ese camarero es el que nos trajo algún plato, además de la cuenta y cobrarnos con ese toque de humor andaluz. Y gracias a él porque ahora sabemos qué es lo que quieren decir los cordobeses cuando utilizan la expresión "falagar el buche".

Por nuestra parte, no comimos mucho, al tratarse de una cena, pero lo que comimos estaba realizado con mimo y calidad. Los tres platos que probamos fueron: mazamorra, que es una especie de salmorejo pero de almendras, parecido a un ajoblanco, pero más suave: exquisito. Una crema fría salpicada por notas de compota, sardina curada en salazón y huevas de lumpo. Os diría que es un plato obligado. Los otros dos platos fueron las croquetas de la casa, recomendadas por ellos, muy cremosas y de un sabor muy agradable. Se notaba que eran caseras. Muy buenas. Y finalmente, el rabo de toro, que venía en un plato con salsa y unas cuantas patatas fritas cortadas en tiras regulares. El rabo de toro estaba delicioso. La carne se deshacía, estaba muy bien cocinada y tenía un sabor contundente pero suave a la vez. Sin duda, triunfamos. No tomamos postre, pero seguro que cualquiera de los propuestos habrían sido una apuesta segura de triunfo.

Enhorabuena al / los propietario/s y camareros por la cocina tan buena que hacen y atenta al detalle, por su buen hacer y por su amabilidad. Si volviéramos a Córdoba, no me importaría repetir en este restaurante. Os...

The food was just okay, but the service left a bad impression. We were given sparkling water after asking for still, and the coursing of the meal was odd—seafood dishes came out one by one first, then the appetizer and main arrived at the same time.

The real issue was with the gambas rojas. The specials menu listed 100g and 200g portions. I requested the smaller one, but the waiter didn’t note it, and we were charged for the larger size. When I pointed it out, the waitress insisted they didn’t offer the smaller portion—even though it was clearly printed on the menu. After some back and forth, she adjusted the bill, but remained adamant.

The almejas and gambas were decent, flamenquín was solid, but the rabo de toro was watery and underwhelming. Overall, not worth the stop—there are much better...