Huíd como de la peste!!! Reservamos para comer el 25 de diciembre, Navidad. Para una vez que decido no hacerlo en casa me voy a este ¿restaurante? La verdad es que no se por donde empezar: Cuando llegamos los entrantes ya estaban en la mesa... (vete a saber desde cúando). Habíamos avisado de varias alergias alimentarias y nos aseguraron que podíamos pedir para esa persona cualquier plato de la carta. Pues no señor. No solo no pudimos pedir nada adicional, si no que además no tenían control alguno (los entrantes que iban a servir sin alérgenos, los sirvieron con alégenos.... muy profesional, sí, como para fiarte. Las alergias son una cosa muy seria, señores, ¿hasta que no pase una desgracia no os vais enterar?). Nos tuvimos que conformar con darle el menú infantil (genial, en Navidad). Además ponían en duda lo que nos habían dicho por teléfono (por 3 veces, en 3 días distintos) y se encaraban con nosotros. Yo no tengo porqué mentir, oiga. No nos levantamos porque nos quedábamos si comer. Imaginaos intentar razonar con un señor estresado y borde, con un gorro de Papá Noel ridículo... (parecía un personaje de Twin Peaks) y luego aún querían quedar bien porque lo habían solucionado con el menú infantil ... vamos hombre. Cuando nos trajeron el pan íbamos por el segundo plato. Fenomenal, así engordamos menos. Los villancicos de ambiente era para ambientar el vermú de los del pueblo de al lado, porque estaba tan alta que no oía a la persona sentada junto a mí. Al pedirles que la bajaran, el figura va y gira el altavoz. Genial, punto para el caballero. Alguno de los comensales (pobrecillos ellos) pidieron canelones. Imagino que con el ruido el camarero entendería "canalones", porque eso era lo que sirvieron exactamente. Yo he visto bajantes de agua de pvc más jugosos que lo que nos sirvieron. Y si ofertan un menú cerrado, con unos vinos determinados y unos postres concretos (según su carta de menú de Navidad) pues nos pusieron los vinos y los postres que les salieron de los "canalones". De eso no nos quejamos, para qué, para dilatar más el horror que estábamos viviendo... mejor acortar y salir por patas a tomar un café a un sitio normal (sólo pedía que fuese "normal"). Y cuando tuvimos que usar el baño para discapacitados, ¡sorpresa! no está operativo, pues lo usan de almacén. Otra genialidad más. En fin, que de verdad, que hay muchos sitios en Guadalajara, pero a este ni se os ocurra. Avisados estáis. Luego no os quejéis. O sí, que estaréis en vuestro derecho.