El sitio tiene una localización fantástica, en el mismo centro de Huesca. Fuimos un grupo de 9 personas y la mayoría pedimos chocolate con churros. La cantidad me pareció adecuada, pero la calidad de los churros no tanto. Yo siempre los suelo comer en churrerías y la calidad en éstas es infinitamente superior. Los que nos sirvieron no estaban tan calientes ni tenían el mismo sabor. Nos atendieron rapidísimamente, pero una vez que acabamos, casi no nos dieron opción ni de quedarnos a hablar un rato. Nos recogieron las tazas de la mesa y en un visto y no visto, estaba la cuenta encima de la mesa. Por lo visto tienen prisa para que ocupe la mesa otra persona. El local estaba llenísimo, sobre todo de gente mayor. No es un sitio donde vayas a encontrarte a jóvenes de 25-30 años, más bien jubilad@s.