Una cálida bienvenida del fantástico e impecable equipo de Sala.
Una invitación a la mesa guiados por José Carlos, y con una presentación de Juan Carlos, que nos ha dejado en manos de Eduardo y Marco.
Encantados por el trato exquisito, amable y educadísimo que nos han dispensado ambos, y todo el equipo, sobre todo teniendo en cuenta la modernidad, fuera de lugar que pretenden que se abrace, esta nueva sociedad que intenta abrirse camino. Se agradece y mucho esta excelencia, y se valora aún más, si cabe.
Me hago eco de una frase de Pepe, aunque no me considere una de ellas, “una foodie que le hace tantas fotos a la comida que cuando hinca el diente ya está fría”, pero es imposible no plasmar en fotos las delicias con las que nos han deleitado.
Eso sí, con un único fin, transmitir una experiencia que nadie puede perderse.
Y sí me lo preguntan, sí, he podido “hincar el diente” con la inmensa suerte de no perder en el intento, el punto de temperatura de cada exquisito bocado.
Empezamos con unos “snacks”, a cuál más exquisito. Deliciosos, livianos, sutiles, y capaces de provocar una explosión de sabores en el paladar increíbles.
Versiones impecables de las perdices escabechadas, de la ropa vieja, de la abuela Valentina, de su madre, y de toda aquella cocina de su infancia, que con su mano y creatividad, no se perderán jamás.
Un menú exquisito. Una selección muy copiosa, pero imposible no probar esa media tapita de callos… exquisitos.
Se podrían describir cada bocado pero es mejor ir, y descubrir la sensación que provocan cada uno de ellos.
Todo está elegido con mimo y cariño, para todo tipo de paladares, y para poder degustar productos exquisitos.
¡Qué delicia de postre, increíble!
¡Y esas LOCURAS DULCES PARA EL CAFÉ!!
La mínima expresión con la más grande explosión de sabores sutiles, deliciosos y espectaculares.
¡Y qué decir de esa magnífica versión del roscón de reyes!
Bendita abuela Valentina, que decidió emprender esa camino, y benditos padres que con su enseñanza, han llegado hasta hoy de la mano de Pepe, y su “equipazo”.
Gracias por compartirlos, y gracias por permitirnos disfrutar de esa enseñanza.
Gracias Pepe, por acercarnos a su cocina tradicional, a sus recuerdos de infancia y adolescencia, y gracias por su sonrisa y simpatía. Gracias por recibirnos en su casa, que ya es un poquito nuestra.
Han puesto el listón muy alto, y no tendremos más remedio que repetir, en busca de nuevos sabores, las veces que sea necesario.
Nuestra mesa, la cinco, nos esperará en breve, seguro para disfrutar nuevamente “a bordo” de esta gran experiencia...
Read moreSin lugar a dudas, una gran experiencia que hay que vivir en esos tipos de lugares y cocinas, no sólo por la originalidad de lo que te ofrecen, también por su amabilidad, exquisito servicio, atención y delicadeza en el trato. Otra cosa es, si lo que te sirven está a la altura de tus expectativas, está claro y demostrado, que no en vano este tipo de cocinas tienen tanto éxito a pesar de no ser accesible para todo el mundo, pero que tampoco es sinónimo de excelencia. La cocina española es tan rica y variada que en cualquier lugar te puedes encontrar sorpresas fascinantes, unas te las encuentras, para mayor sorpresa, y otras las buscas como es el caso. Ocho platos y dos postres, elegimos el "menú tradicional", no es lugar para ir con hambre, pues se le supone que no vas a "devorar", (engullir), para eso hay otros sitios, si no a degustar, saborear, con fruición, acertar con los ingredientes, por eso hay que paladearar los bocaditos que te llevas a la boca en cuchara pequeña. La conversación durante toda la "ceremonia" gira en torno a los sabores escondidos entre salsas, cremas, purés, caldos..., nada de unte y moje, el pan pinta poco en este tipo de cocina. El bombón de lentejas que se funde en la boca, el crujiente de jamón, perfecto, el tartar de quisquilla opacado por el picantillo de la sopa de pimentón con que la rehogan, la ensalada líquida de tomate y pepino, hay que removerla bien antes pues el agua del pepino se queda abajo, la ropa vieja y el homenaje al cerdo bastantes similares, a la ensalada de conejo la salva la salsa con la mostaza y el membrillo, la carne o sabor del conejo se le supone, hay un gazpachuelo de piñones con espuma de tomate congelada que es de sabor agradable y de los platos más originales. Pedimos agua y tres copas de vino manchego al dejarnos asesorar, el primero de uva bolba, pelín ácido, joven, demasiado, la segunda copa de cavernet sauvignon, coupage con uva de allí, a nueve euros copa, se paga el lugar está claro, el primer vino no lo valía. Los postres pelín flojos, el coulant de turrón tenía dentro una crema finísima eso sí, y el variado de "pastitas de té" con su merengue, vainilla..., etc., prescindible, no aporta gran cosa, a excepción de esa especie de granizado con limón y manzana, tan refrescante y tan rico. Conclusión: tienen que ir, si por allí pasan, para que nadie se lo tenga que contar. Para gustos, los colores. Recomiendo. Calidad precio servicio atención amabilidad, (te enseñan la cocina, impoluta) emplatados, profesionalidad..., excelente....
Read moreService is outstanding, they take care of every detail so you only need to enjoy all elaborations. You can feel safe here if you have any food allergy as they will ask you about them and they would make changes on elaborations adapting them to you.
We have tasted the Autumn menu, it was delicious. Elaborations were modern with traditional tastes. Also we have delighted with special breads.
The price is high (about 120 pax with the menu, a glass of wine, breads and coffee) but it is worth thinking into the high quality service, the care in each detail, the elaborations and the spent time on each creation.
Parking is at the street, you could need some time finding a place where parking. Furthermore some streets have regulated parking so you need to pay on some main hours of...
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