Nos sentimos decepcionados, ya que el sitio y la decoración son inmejorables... Es un entorno muy agradable para una cena o para ir a almorzar. Éramos un total de 6 personas para cenar. Al pedir las bebidas, el camarero nos indicó que no tenían ni vino tinto ni blanco, sólo los vinos originales de la bodega, por lo que nos limitó un poco a la hora de acompañar la comida. Como es verano, nos apetecía estar al aire libre, pero nos apetecía cenar tapas individuales o compartir, pero el camarero nos dijo que las tapas eran en el interior del local o en barra, por lo que tuvimos que pedir raciones. Posteriormente al pedir los platos (fueron 7 platos, entre ellos: ceviche, rulo de cabra, frito de pescado variado, ensaladilla de gambas, carpaccio de atún,etc) pudimos comprobar que las raciones eran muy diminutas y ridículas para el precio que se indicaba en la carta, en comparación con otros restaurantes de su mismo nivel. El trato de los camareros muy agradable pero desorganizados y estuvimos 30 minutos esperando a que nos trajeran la cuenta, hasta que uno de nosotros se levantó para pedirla porque no había manera de que nos echaran cuenta.

Lo recomendaría por el lugar, pero no por la relación calidad-cantidad/precio.