Restaurante Tío Tito Bocadillos — Restaurant in Logroño

⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ Un lugar con alma, sabor y un corazón enorme – ¡Gracias, Tío Tito! Durante nuestra visita a Logroño, llamamos por teléfono el día anterior buscando un sitio donde poder comer sin gluten. El propietario de Bar Tío Tito nos dijo que normalmente no abrían hasta las 20:00, pero al comentarle que éramos celíacos, tuvo un gesto que aún nos emociona: decidió abrir especialmente para nosotros a mediodía, solo para que pudiéramos comer tranquilos y sin riesgo.

Él y su mujer vinieron expresamente para atendernos y nos ofrecieron toda la carta adaptada sin gluten. El bar es una auténtica joya, decorado con muchísimo gusto, como una pequeña casa cueva, acogedora y con detalles por todas partes. Además, nos puso la calefacción para que estuviéramos cómodos y en la terraza cerrada también se estaba de maravilla.

La comida fue espectacular: unos huevos rotos increíbles, unas patatas con alioli brutales, y luego nos dejamos llevar por sus recomendaciones de bocadillos. Compartimos entre los cuatro cuatro bocadillos diferentes... ¡y qué delicia! Para rematar la experiencia, nos sorprendieron con unas fresas con nata que no habíamos pedido, simplemente por su generosidad y cariño.

No tenemos palabras suficientes para agradecer el trato, la empatía, la dedicación y lo bien que comimos. Sin duda, un sitio para recomendar a todo el mundo, y especialmente a las personas celíacas que buscan comer con seguridad y disfrutar de verdad.

¡Mil gracias por todo! Volveremos y hablaremos de Tío Tito a todos...

Es importante destacar que se trata de un local con mucha trayectoria en Logroño. Actualmente su modelo de negocio y condiciones se han quedado atrás y no es ni la sombra de lo que fue. Un restaurante/bar que intenta ahorrar costes y sacar el máximo beneficio, y se nota. Los precios de la carta no tienen IVA (viene avisado en la propia carta pero merece la pena resaltarlo). Por otro lado, no aceptan tarjeta, evidentemente para ahorrarse declarar beneficios y no pagar impuestos. Aceptan bizum pero el dueño te pide literalmente que no pongas "bocadillo" en el concepto. En fin, un sitio con una calidad justa y cuyo dueño no comprende que este país lo construye la gente que da ejemplo con sus actos, independientemente de si los demás son mejores o peores. Si defraudas a Hacienda, mis hijos y sus nietos no tendrán colegios, carreteras, hospitales ni tampoco oportunidades para abrir un negocio como el que él tiene, ni una pensión como la que él recibirá. Por otro lado, he leído reseñas sobre su mal comportamiento. No fue nuestro caso. La atención siempre fue excelente. Sin embargo, en la ciudad hay otros sitios donde dan mejores bocadillos y de paso contribuyes a un país...

Una y no más.

Nada más entrar, el bar ya te da la bienvenida con un olor sospechoso, de esos que te hacen replantearte si entrar fue buena idea. Spoiler: no lo fue,Pedimos unas patatas bravas que, sinceramente, deberían ir presas por crímenes contra el estómago. Aceitosas, mal presentadas y con la salsa ya echada sin preguntar. Libre albedrío culinario? Aquí no. Precio? 6€, por unas bravas que ni en castigo te comes.Lo único salvable fue la señora que nos atendió, amable y con buena actitud, pero ni con eso compensan la falta de higiene ni el sablazo en la cuenta.En resumen: sitio caro, sucio y con comida que ni el hambre perdona. Que no te engañe el nombre del local, aquí lo único bravo fue tener estómago...