Le dimos varias oportunidades y no le daremos más. El ruido en el local es insoportable, pero entiendo que esto no lo pueden evitar. Por lo demás, un camarero excesivamente maleducado que ni siquiera se molesta en colocar los platos en la mesa si no que los deja en una esquina junto a la cubertería para que lo coloques tú y que si le reclamas que algo está mal te contesta a voz en grito que él sólo obedece al que le paga y que es sólo un soldado (poniendo su mini mano sobre su mini cabeza como si supiese hacer el saludo militar, no creo ni que llegase a corneta en el ejército). Las raciones son siempre muy pequeñas aunque se pagan a buen precio y además las setas y los calamares que pedimos venían totalmente aguados por dentro, dedujimos que porque los habían descongelado calentándolos, el caso es que no sabían a nada y la textura era muy desagradable por la cantidad de agua que soltaban, las croquetas no te avisan de que son y te las ponen de pescado (supuestamente), me pusieron una caña por la mitad y cuando reclamé fue cuando se puso el camarero a hacer su espectáculo... total que para que nos traten mal y comer mal pagando bien, hasta aquí!!! Íbamos casi todos los fines de semana y no volveremos.