Voy a poner mi reseña la cual menciona mi experiencia, pero por lo que he podido ver el CM que contesta las críticas siempre tiene un “pero” y una justificación de por qué pasa lo que pasa en el restaurante, con el cual deja al cliente como el errado, pero os cuento: regla numero 1 de la atención al público: el cliente SIEMPRE tiene la razón. Si no estás de acuerdo con su opinión te dedicas a ser bibliotecarix, no a tener un restaurante del cual los clientes pueden opinar libremente. Fui con muchas ganas de probar su comida, ya que mi marido había ido en otra ocasión con mis suegros y la comida les gustó, pero lamentablemente me fui sin poder hacerlo. Nada más llegar, la persona que nos recibió —que además servía las mesas— nos medio indicó dónde sentarnos, pero justo en ese momento la llamaron desde una mesa familiar con niños. Nos dejó literalmente en el limbo, sin terminar de guiarnos, y tuvimos que adivinar que la silla que había tocado de pasada correspondía a la mesa que nos había asignado. Como si fuese nuestra responsabilidad adivinar qué mesa nos correspondía. Si yo quiero este tipo de trato me voy a un restaurante de comida rápida. Mi marido le pidió la carta en papel porque tenía poca batería y, además, nos gusta ver los menús en formato físico. Nos trajo tres hojas sueltas sin orden: una plastificada y dos metidas de cualquier manera en un portafolios. Súper desprolijo. Sin estructura, sin cuidado, sin intención. Mientras aún mirábamos esa “carta”, vino otro camarero a preguntarnos qué queríamos tomar. Le dijimos que aún no sabíamos. Acto seguido vimos con nuestros propios ojos y oímos con nuestros propios oídos cómo él y la camarera que nos había atendido se reían fuertemente a carcajadas, de forma hilarante. Eso si estás de copas con tus colegas es más que entendible, pero de cara al público hay que intentar mantener un poco la compostura. Poco después, la misma camarera volvió a preguntarnos que qué íbamos a beber, mi marido pidió una Coca Cola Zero. A mí (como si estuviera hablando con una colega, y no con una cliente) me dijo - Y tú que quieres?? Yo tengo una parálisis facial a raíz de un accidente grave, una caída desde un 5to piso, así que respondí como pude que no quería beber nada (mi marido me ayuda a hablar porque a mí me resulta difícil, casi imposible), y beber me resulta muy difícil y bastante vergonzoso de hacer en público, por eso es que cuando salgo a comer a algún sitio prefiero no beber nada. La camarera, lejos de mostrar comprensión o al menos respeto, o simplemente dar como válido que el cliente ni siquiera te está “molestando” pidiéndote un vaso de agua gratis (el cual necesitaba para tomar mi anti epiléptico), o simplemente entender que el cliente no quiere beber nada, pasó por detrás de mí haciendo una mueca de desprecio y asco mientras me miraba. Un gesto innecesario, hiriente y cruel. Mi marido se lo hizo notar y ella, en lugar de disculparse o dar una mínima explicación, permaneció impasible. Fue entonces cuando mi marido me dijo que nos íbamos. Esto no fue simplemente una atención mediocre: fue una cadena de actitudes despectivas, gestos groseros y una falta absoluta de sensibilidad hacia alguien con una discapacidad visible. Una verdadera lástima. No solo por el trato recibido, sino porque revela el tipo de ambiente que fomentan: desorganizado, insensible y, lo peor de todo,...
Read moreLoved my pizza. It was Pizza Parmigiana, with mozzarella, sliced aubergines and Parmesan cheese. It was thin and very fine, and when I cut it and brought it to my mouth, it was the most delicious morsel I’ve had in many years. And I love pizza! It sort of reminded me of the “Ratatouille moment” in the movie. My partner said the Taglioloni al Nero di sepia were clearly fresh pasta, tender and wonderful, and the sauce reminded him of the one we do at home. The only thing I would improve is that the place where we sat did not make the most of the atmosphere of the place. I kept wanting to turn my chair to face the street and the nicely illuminated street half of the restaurant. Perhaps if they made the interior, the part near the kitchen where the table I sat at was, more like the rest of the restaurant, this little qualm would...
Read moreAl haber oído hablar muy bien de este restaurante italiano llevaba tiempo queriendo venir a degustar sus platos, pues se encuentra cerca de la zona de Madrid en la que resido (cerca del metro Conde de Casal). Aprovechando un cumpleaños familiar, fuimos a comer esta Semana Santa y la experiencia fue maravillosa. Como aperitivo, para acompañar el pan que te sirven, te ponen un aceite especiado por ellos, que combina a la perfección con sus panes. De entrante, leyendo críticas sobre el establecimiento, había visto que mucha gente destacaba sus mejillones en salsa de tomate (en la carta denominados “cozze alla tarantina”) y la verdad que no me extraña que así fuera, porque estaban increíbles. Los mejillones estaban bien de cocción, pero lo realmente destacable del plato es la salsa de tomate que acompaña a los mejillones: tiene un sabor buenísimo, ligeramente picante pero soportable para aquellos a los que no le gusta el picante. Me faltó pan para poder mojar toda la salsa que traían. En cuanto a los principales, pedimos 3 platos diferentes para probar mayor variedad: “spaghetti alla carbonara con croccante di guanciale” (los clásicos espaguetis a la carbonara), “maccheroni con crema de pistacchio e guanciale” (macarrones con una crema de pistacho y queso mascarpone) y “pizza parmigiana” (pizza con berenjena y mozzarella). Empezando por la carbonara, estaba realmente buena, bien cremosa y con los ingredientes verdaderos que ha de llevar una carbonara tradicional. Siguiendo por los macarrones, me sorprendieron gratamente. Pasta cocinada ligeramente “al dente” (ideal en este tipo de pasta), combina a la perfección con la salsa que llevan. El queso mascarpone le aporta gran cremosidad y el sabor del pistacho está realmente presente. En cuanto a la pizza, también estaba muy rica. La masa es esponjosa y crujiente y los ingredientes que lleva son de buena calidad. Aunque ya estábamos llenos, no pudimos resistirnos a pedir de postre el clásico tiramisú italiano. Estaba muy bueno, contrasta muy bien su cremosidad y sabor con las galletas troceadas y el cacao espolvoreado. Servicio bueno y atento por parte del personal. En definitiva, un referente dentro de la cocina italiana en Madrid, con una relación calidad/precio excelente (pese a que los platos puedan parecer caros, las raciones ofrecidas son...
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