Si tienes ganas de hacer una maratón de espera y una cata de salsas de tomate... este es tu sitio.
Llegamos a las 14:30 con una reserva para 10 personas, y aunque el restaurante no estaba muy lleno. Tras pedir el menú del día (primero y segundo), comenzó la odisea: una hora de espera para el primer plato, y cuando lo terminamos, otra hora de meditación mientras esperábamos el segundo. Pero lo mejor (o peor) fue cuando cuatro personas de la mesa se quedaron viendo cómo el resto comía. ¡Nada! Ni rastro de su comida. Al darse cuenta, el camarero nos preguntó: "¿Os falta algo?" Y nosotros: "Sí, los segundos de cuatro personas, solo eso." A lo que respondió, con la serenidad de un monje zen, "Ah, es verdad". Y ahí seguimos, esperando que aparecieran cuatro pizzas mientras el resto intentaba no morir de hambre.
16:30. Hora de la merienda y nosotros aún con la comida. Si queréis perder la noción del tiempo, os lo recomiendo. Pero aquí viene lo mejor: la salsa de tomate. Esa delicia que te hará arder (literalmente). Usada en TODO. Yo pedí una provola y luego, los gnocchi, que venían nadando en el mismo mar de salsa roja. Y mis compañeros, con sus mejillones y pizzas, también se toparon con ese misterioso ingrediente que parecía ser la estrella del menú. No sé si era una estrategia de ahorro o simplemente una broma.
En cuanto al servicio, ni una disculpa, ni un "lo siento" por la espera interminable. 18 euros por un menú y la sensación de haber envejecido en la mesa. Si alguien quiere perder dos horas de su vida y descubrir hasta dónde puede llegar la versatilidad del tomate, este es el sitio ideal.
Yo, por mi parte, no volveré. A no ser que quiera seguir con mi viaje en el tiempo... pero esta vez con un antiácido en...
Read more*Actualizo mi reseña para contestar al propietario por puntos:
Mi reseña no se basa solo en la degustación de un plato. Hablo del plato principal porque fue el que más me decepcionó, pero el aperitivo que pone la casa igualmente deja mucho que desear, es pan precocinado frito y el entrante a compartir bastante insípido, un poco de tomate y dos nueces de mozarella encima de un trozo de pan ...
Entiendo de gastronomía y cocina, y mucho, y tengo amigos italianos y sé perfectamente cómo se cocina en Italia y como se elabora una putanesca, y desde luego no se parece al plato que comí en vuestro local.
Respecto a la calidad de los productos no juzgo de donde son sino su "calidad" y vuelvo a insistir que las anchoas eran malísimas. Si para vosotros esas son las buenas es que no habéis visto una buena anchoa nunca. Las anchoas buenas de verdad no tienen espinas, por lo que no hace falta quitarlas!!!!
Tengo argumentos de sobra para justificar mi mala opinión. Si no aceptáis las malas críticas quizás deberíais de dejar de ver reseñas o plantearos el motivo de las mismas e intentar mejorar cuando el veáis alguna.
En ningún momento he faltado al respeto ni he tenido mala educación pero no me gusta que me vendan algo que no es lo que se ha ofrecido.
No está mal para un apaño, pero de italiano no tiene nada. Tiene el nombre y poco más. Una salsa putanesca no es tomate frito x un lado y echar cuatro aceitunas negras en el plato y dos anchoas llenas de espinas... Por favor un poco de decencia. Más delito tiene siendo el dueño, o encargado, italiano. Eso es engañar. Digan q es un restaurante mediterráneo y así...
Read moreGran decepción. La primera vez que fuimos comimos pizza del menu y estaba realmente rica, aunque ya nos llamó la atención la cantidad de aceite que le ponen por encima en la presentación. Decidimos darle otra oportunidad para probar la pasta, pues el dueño nos dijo que era casera y merecía la pena así que volvimos pensando que , al ser italianos nos iba a encantar. Nada más lejos de la realidad: Para empezar los entrantes. Una melanzzane recalentada y fría en el centro...a saber de cuándo. Una provoletta que en lugar de ser un círculo de queso al horno eran trocitos pequeños AHOGADOS en tomate y mal gratinados...decepción Los platos principales. Decidí probar un plato de pasta fuera de carta (sin precio), unos tagliatelle con bogavante. Me dijeron que no eran caseros pero aún así los pedí. De sabor no andaban mal, pero me los vendieron como picantes y no lo eran y además me clavaron casi 20€ por el plato (ver foto de la cuenta). Mi mujer pidió una carbonara que no se pudo comer. Grasienta, con el huevo cuajado como si fueran unos espaguetti con tortilla francesa y mi suegra un plato llamado Malfatti que nos dijeron que era como gnocchi pero que resultó ser un engrudo incomestible de queso y espinacas. Para terminar un postre horrible con fruta escarchada, cuando me dijeron que era requesón con chocolate En definitiva, una mala experiencia por la que pagamos 130€ y que no pienso repetir. Hay muchos otros restaurantes en el barrio en los que se come mejor (por ejemplo el Oven, que...
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