All Hype, No Substance!
We came here based on what we’d read online in various publications, but unfortunately La Capa failed to live up to expectations.
Firstly, the booking system is done exclusively through Instagram, even being told this when going in person to try and make a reservation. Ok, fine, it’s 2025 after all 🤷♂️
Next up, the food was nothing special. However, we later found out our waiter failed to mention any off-menu options, something we only learned about from the table next to us after we’d already ordered. But food wasn't our primary reason for visiting. We were genuinely excited to try the natural wines and had really looked forward to exploring their selection.
Unfortunately, our waiter didn’t seem to have the time or inclination to explain what they had on offer, let alone suggest anything that might go well with our meal. This was incredibly frustrating, as the wine was a main draw for us. Instead of engaging with us, he seemed to prefer hanging out with his friends at the bar. To top it off, we saw his friends happily drinking wine from the tap – an option he hadn't even bothered to mention was available to us when we'd specifically asked what wines they had by the glass.
Overall, La Capa felt less like a restaurant or bar, and more like a private clubhouse. It truly seemed as though the place had opened primarily as a hangout for friends, while paying customers were somewhat of an inconvenience. We left feeling completely underwhelmed and like an...
Read moreNuestra historia con la capa empezó bastante mal, de hecho esta reseña podría ser de 1 estrella en vez de 4, y si no es de 5 es por lo que pasó al principio, me explico.
(Todo esto fue antes de que pusieran el sistema de reserva online). Después de intentar llamar unas 10 veces sin obtener respuesta, pasamos un día por allí con intención de reservar y el chico nos comentó que no le iba el ordenador para revisar el sistema de reservas pero que le escribiésemos por instagram y que nos tomaba nota. Ok, no tengo instagram, pero mi pareja les escribió un 7 de febrero y contestaron el 27 de febrero diciendo que ya habían activado el sistema de reserva online y que lo hiciéramos por ahí. A esas alturas ya llevábamos unos cuantos días intentando reservar por esa vía sin éxito, ya que abren las reservas día a día y deben agotarse en minutos. Al final volví a pasar por el local rogando una reserva y por fin lo conseguimos, final feliz. Tiempo total para reservar: casi un mes. Eso sí, el chico majisimo y encantador intentando explicar lo saturados que están y la cantidad de mensajes que tienen sin contestar. Gestión de reservas desesperante, aunque parece ser que este aspecto ya lo están solventando (se agradecería poder reservar por otro canal que no sea instagram, no todos tenemos redes).
Por suerte la historia va mejorando, y mucho. La verdad es que cuando llegamos son todos tan majos que se nos olvida el periplo de la reserva, de verdad, da gusto ver lo simpáticos, atentos y pacientes que son con los comensales.
Luego viene la comida, y va in crescendo: lumpia, un guiño a uno de los cocineros que es filipino. Estaba rico, pero la verdad no estoy segura de poder distinguirlo de uno de peor calidad, seguramente haya platos mucho más ricos en la gastronomía filipina que encajarían mejor en la carta. También probamos las sardinas, muy ricas, pero lo mejor las kokotxas y el onglet, un ESPECTÁCULO, por no hablar del arroz con leche. Se nota que el producto es de calidad y sobre todo que lo trabajan con amor. Platos simples de elaboración exquisita con un montón de sabor que solo te dejan con ganas de más. El único pero: demasiado tiempo entre plato y plato.
En cuanto al precio, 32€ por cabeza, con agua, lo que me parece bastante razonable teniendo en cuenta la calidad de la comida y raciones justas, no muy grandes pero tampoco escuetas. Es verdad que vivimos en el distrito centro de Madrid y estamos mal acostumbrados a precios más inflados, pero también es verdad que hay que valorar las cosas cuando se hacen bien, y que el trabajo de las personas que hay detrás, se paga, y con más gusto si encima te dan de comer rico.
En resumen, espero que la próxima vez no nos cueste tanto reservar, pero si, habrá próxima y muchas más....
Read moreHe intentado probar este bar de vinos naturales y restaurante en varias ocasiones, pero nunca lo he conseguido (o bien están cerrados, o tienen un evento, o llamas para reservar y no te lo coge nadie). En su Instagram no hay datos de contacto, solo un aviso diciendo que "el teléfono de Google no funciona". Ojalá tenga suerte pronto y les pille abiertos para cambiar esta reseña y darles las 5 estrellas que (seguramente) merecen.
ACTUALIZACIÓN: Después de mucho intentarlo, finalmente conseguimos reserva. Para aquellos interesados, el proceso para ello es el siguiente: las reservas se hacen exclusivamente por Instagram. Tienes que apuntarte en una lista de espera (nunca deja reservar directamente, al menos a nosotros no nos dejó, incluso intentándolo con días de antelación) y cuando a ellos les parece te llega un correo para avisar de que se les ha quedado una mesa libre por si quieres aceptarla. Al cuarto intento (sí, cuarto) lo logramos. Ante tal dificultad para la reserva, unido a que habíamos leído varios artículos sobre el lugar hablando maravillas de él y algunas reseñas de por aquí, las expectativas estaban altas. Subo la nota de una a dos estrellas porque es cierto que los vinos que nos sirvieron estaban ricos (aunque no tienen carta, ni nos preguntaron preferencias o qué nos apetecía tomar, ni nada: te ponen lo que tienen a mano o les parece mejor a ellos. Y los precios de las botellas son desorbitados). Pero todo lo demás fue desastroso: la cocina deja mucho que desear, la cantidad es escasísima (por decirlo suavemente), los tiempos de espera entre platos, eternos, y la atención a los detalles, nula (no tienen cubiteras, no te cambian la copa al cambiar de vino, si pides agua del grifo te la traen en una botella de vino vacía...). Para rematar la faena, al pedir la cuenta nos cobraron directamente con el datáfono sin enseñarnos ninguna factura o tique. Como el precio se nos hacía excesivo, exigimos que nos trajeran la cuenta, y finalmente nos acercaron la tablet de las comandas. Para nuestra sorpresa, nos habían cobrado una botella de más y una ración de pan que no habiamos pedido (en total, unos 60 euros de más). No creo que lo hicieran de mala fe e inmediatamente nos devolvieron lo que nos habían cobrado de más, pero da una idea de la desorganización general del servicio. A pesar de todo, reconozco que no sería un mal lugar para tomar un vino y un aperitivo en la barra antes de irte a otro sitio a cenar de verdad. Pero ni siquiera eso puedes hacerlo: la barra también está al 100% ocupada con reservas. En definitiva, es un despropósito de sitio y personalmente me resulta incomprensible su éxito, más allá del hipsterismo y el moderneo. Hay sitios en Madrid mucho mejores por el mismo o menor precio....
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