Trattoria Il Pomo d” oro — Restaurant in Madrid

Pongo una estrella ya que no me deja poner menos. La verdad es que tenía pocas expectativas con este sitio, pero aun así la experiencia ha sido muy decepcionante.

Además del restaurante de siempre, ahora han cogido el local de al lado donde antiguamente había una heladería. No han hecho obra, por lo que las dos salas siguen siendo independientes, y los camareros tienen que ir de un local a otro por la calle. Al llegar nos daban una mesa en el restaurante “de siempre”, en frente de la puerta. Esto no sería inconveniente de no ser porque para poder ir al local anexo dejan la puerta abierta, y en un día de viento y frío como hoy la comida no sería agradable. Pedimos que nos den otra mesa donde no haya corriente, y nos sientan en el local “heladería” de al lado. Nada más entrar, un olor muy fuerte a suciedad, yo diría que a agua de fregar el suelo sucia. En este local en el que hasta este punto solo hay 3 mesas sentadas, está atendiendo un solo camarero. Este camarero pese a llevar muchos años trabajando en bares y restaurantes de la zona, le pone poca actitud y profesionalidad. Las mesas, algunas del restaurante y otras de la heladería de plástico. No es un salón donde ir a hacer grandes celebraciones.

Se ve suciedad en general por todos sitios, y como si esto no fuera suficiente para estropear una comida, hay muchos otros fallos durante nuestra visita.

Con las bebidas pido una copa de verdejo. Cuando vuelve el camarero a la mesa, empieza a servirme un vino que está claro no es lo que he pedido por el color fuerte naranja que tiene. Explico que he pedido un verdejo y me dice que no tienen, pero que pruebe ese. Quiero un vino blanco seco, y solo con el color ya se que no me va a gustar, pero el camarero dice que no tienen otro, por lo que me resigno a comer con agua.

Nos llegan platos pequeños para los entrantes. Uno de los platos está visiblemente sucio y pedimos que lo cambien. Cuando llegan los entrantes, (un provolone sin ningún tipo de gracia y una parmigiana con cantidades innecesarias de salsa de tomate de bote) el plato que nos falta aún no ha llegado, y volvemos a pedirlo. Y como ya era de esperar a estas alturas, el plato nunca llega.

La sala se va llenando mientras esperamos a que salgan los platos principales. Y con la llegada de nuevos comensales también llega otro camarero. Podemos ver como en la mesa de al lado tambièn intentan colar el mismo vino italiano que han querido colarme a mí, pero también se quejan y les retiran la copa. Aunque en esta ocasión ellos tienen más suerte y al momento les sirven otro vino blanco distinto (pese a haberme dicho a mí apenas media hora antes que no tienen otra cosa)

Llegan los segundos a la mesa, pizzas y unos ravioli. Ya no sabemos si será por el hambre, nos parecen comibles, pero nada especial. La pasta no es fresca, y la salsa de bote. La cantidad también de risa para ser un plato principal y cobrarlos a más de 11euros.

Nos sentimos muy vacilados y decidimos saltarnos el postre y pedir la cuenta directamente. Intento ir a pagar a la barra del restaurante por no estar esperando, y me dicen que han tenido un problema con el ordenador y que ya me traen ellos la cuenta. Cuando llega la cuenta, no se ve lo que han ticado, solo se ven los precios, y ya por irnos de allí lo antes posible y no acabar discutiendo, pagamos sin saber lo que nos están cobrando.

Una visita rápida al servicio antes de salir escopetados, para descubrir que en el baño unisex no hay ni pestillo ni papel higiénico. Y el de minusválidos tenía botellines vacios en el lavabo y apestaba a tabaco.

Esta comida fue un desastre de principio a fin. Sobra decir que no...

Éramos solo dos mesas a las que tenían que atender y aún así tardaban un montón en atendernos. Se ponían a hablar entre ellos y no venían a atendernos. El entrante que hemos pedido se les ha quemado y han tardado mucho en traernoslo. Solo le prestaban atención a la otra mesa que por lo que hemos visto debían ser conocidos porque les dejaban el mando de la tele, se sentaban con ellos a hablar ... En la carta ofrecen pannacota y tres veces que he venido nunca tenían. Si no tienen nunca,que no la pongan en la carta. Estaba esperando a que me trajeran la cuenta y al final me he tenido que levantar a pagar a la barra porque estaban hablando y una de las empleadas tenía a un niño con ella tras la barra y estaba jugando con el. Me parece muy poco profesional. Normalmente me gustaba este sitio pero estas últimas veces me ha quedado claro que no...

he cenado dos veces y la verdad es que lo unico destacable son las pizzas, caseras y muy ricas. El provolone saladisimo. Ma ensalada de mozarella crujiente...horrorosa, consta de lecguga iceberg, palitos de queso congelados reboZAdos y una camtidad2 ingente de coulis de frutps rojos tal cual. Los creppes de boletus, llevan una mezcla de setas congeladas que destaca por su ausencia de boletus, cocinado con una barbaridad de nata, no esperaba qie llevaran boletus frescos ni mucjo menos al ver el precio, ya qie 8 euros es muy barato, pero podia estar cocinadl con un poco mas de alma. La chica qie nos atendió muy simpática y atenta, pero que menos...despues de casi obligarnos a comer en la terraza al ignorarnos cuando sugerimos que pusieran el aire...