Viejo Madrid — Restaurant in Madrid

Bar en buen sitio, con una calle muy transitada, de aparcamiento prácticamente imposible (zona azul y mucha zona de carga y descarga). Tienen una terraza exterior cubierta y otra sin cubrir, en el interior tienen la barra y algunas mesas altas. El local está desfasado y un poco ruinero, le haría falta un buen lavado de cara. Personal atento y muy simpático, aunque tardaron bastante en hacer unas tostadas con tomate, sin haber apenas gente (un detalle sin más). Tienen una carta amplia de bocadillos y frituras, no se que tan actualizada puede estar. Para tomar algo está bien. En mi caso pedí un desayuno de café y tostada con tomate (2€ y pico, no llegó a los tres euros. El café no estaba mal aunque sabía mucho a leche y la tostada rica y bien de tamaño (pero poco tostada, detalle sin más, seguro pido otra y será muy diferente). Por lo general está bien si quieres parar a tomar algo y no buscas que te sorprendan. Tienen muchas tapas...

HACENDADO PATROCINA ESTE ESPACIO. Fuimos 3 personas a cenar. Pedimos unas bravas, una de croquetas, dos bocatas de calamares y uno de lomo bacon queso.

Muy bien, llegan los bocatas, del pan más barato del Mercadona. Lomo bacon queso un chicle entre pan y pan. "Calamares" con sabor a todo lo que habían frito esa semana mínimo. Despues nos sacan las croquetas, de las baratas del mercadona. Sacaron un plato escaso y sobraron. Lo poco que comimos fue por comer algo caliente. Y ya de postre nos sacan las "bravas". Unas patatas simplemente cocidas y troceadas, FRÍAS, y embadurnadas en "alioli"(devueltas, evidentemente).

No recordaba lugar tan gastronomicamente cutre. 2 estrellas se lleva porque los ratones que salían del contenedor de vidrio de al lado daban mucha vida...

Fuimos ayer 5 personas a cenar algo después del Bici Crítica de diciembre 2023. Pedimos una ración de oreja a la plancha, otra de calamares y otra de patatas ali Oli. Lo único que se salvan son las patatas. La oreja no sabía a oreja, estaba aceitosa y sabía al aceite requemado con el que por cierto también debieron freír los calamares que sabían a lo mismo que la oreja. Menos mal que tuve la precaución de no comer casi nada en cuanto lo probé dejé de...