Pedimos menú, y por lo que costó nos pareció bastante mediocre. Muy poco variado, carne y patatas excesivamente saladas Lo peor, sin embargo, fue el percance que tuve con un camarero de ojos claros. Al ir al cuarto de baño, se permitió el lujo de increparme diciéndome que no podía usar el aseo sin pedir previamente permiso al camarero. Cuando le pregunté que dónde estaba puesta esa norma, me dijo que había un letrero fuera advirtiéndolo. Al salir, comprobé que no era verdad (el letrero solo advertía de la obligación de llevar mascarilla, como en todos los establecimientos. Debo advertir que yo llevaba puesta la mascarilla). Un camarero verdaderamente maleducado. No sé como no ha sido objeto ya de despido. No parecía estar en sus cabales. He de advertir que el otro camarero que había (un hombre de mediana edad y cabello blanco) fue correctísimo con nosotros. Lamento haber salido del establecimiento sin pedir el libro de reclamaciones por el incidente cuando fui al baño