Comimos un grupo de 14 personas para celebrar un cumpleaños. Decidimos comer a la carta y nos atendió principalmente el dueño del restaurante. La comida estuvo exquisita (solo hubo un plato, el pisto, que estaba algo salado para nuestro gusto). Pedimos como entrante la ensalada de perdiz escabechada, unos calamares fritos, unos buñuelos de bacalao y de segundo pedimos un solomillo de ternera, una chuleta de vaca vieja. Los postres caseros increíbles también, y unas porciones increíblemente grandes. El único inconveniente, y ha sido tan desagradable que no volveremos a ir más, fue el mal servicio prestado por parte de nuestro camarero principal, el jefe. No trajo los platos que pedimos bien, él decía que éramos nosotros que lo habíamos pedido mal. Nos puso mala cara cuando decidimos pedir múltiples entrantes para compartir entre nosotros, que para un grupo grande lo normal es encargar un menú cerrado porque si no cocina se lía con tanto plato. Trajo una ensalada que nadie había pedido y olvidó traer la ensalada que queríamos. Luego se equivocó con el plato de pescado, y vino uno de carne. Habíamos pedido 3 croquetas de vieiras y 3 de jamón y vinieron en total solo 4 pero en la cuenta nos cobraron 6. Reclamamos cuando vino la cuenta, y el jefe juraba que nos había servido las 6 croquetas y que si hacía falta miraba la cámaras de seguridad porque para eso las tenían. En un momento de la comida, se dirigió a uno de los comensales y le dijo "esto es un restaurante pijo y que aquí no se unta el pan en la salsa", lo cual nos pareció fuera de lugar. Por último, le pedimos que nos hiciera la carne al punto y me dijo "este solomillo no es uno cualquiera, es de vaca vieja y solo se hace poco. Si lo quieres más hecho, te lo pasamos más y será TU solomillo (queriendo decir que se quedaría duro y será mi problema).
En resumen, carísimo de precio aunque comida muy buena pero por el servicio hemos decidido no volver porque nunca nos han hecho sentir tan mal, tan...
Read moreMi visita con familia que vive en Palencia me lo confirmó: la calidad de la materia prima es indiscutible y la cuidada elaboración de los platos consigue que cada comida castellana sea una experiencia memorable. Sencillamente, ¡un acierto seguro! Ambiente y Entorno El local es una maravilla. Ofrece un ambiente acogedor y muy clásico, con esos preciosos arcos de piedra, maderas nobles y vigas rústicas. Me envolvió en un entorno cálido y agradable, ideal tanto si buscas una comida relajada de diario como una cena especial. Los Imprescindibles (Lo que No te Puedes Perder los cuales los probamos ) Tuve la suerte de probar algunas de sus especialidades más aclamadas, y todas estuvieron a la altura: El pincho de tortilla es una auténtica estrella de la barra. Tienes que probarlo. Para los amantes de la carne como yo, las chuletillas son la elección perfecta. Los champiñones a la plancha son el clásico palentino por excelencia, ¡y están deliciosos! No puedo olvidar el postre: el flan de café, sencillo pero increíblemente delicioso para rematar la comida. Y, por supuesto, la zona de tapeo es parada obligada. Félix, a quien con razón muchos llaman “el rey de la chapatita”, sirve la famosa chapatita de jamón o torreznos. ¡Es un manjar que tienes que pedir! El Servicio: Como en Casa Otro de los grandes atractivos y que destaco especialmente es el servicio: amable y muy cercano. Realmente sientes la atención y la calidez, lo que genera esa sensación de estar como en casa. Gracias a esto, Casa Pepe’s es, sin duda, un lugar al que ya estoy...
Read moreNuestra experiencia en este restaurante fue muy negativa. Las chuletillas que se ofrecían como de lechazo eran demasiado grandes, más propias de un cordero adulto, y los buñuelos de bacalao contenían espinas, algo peligroso al comer. El aceite usado para freír tenía sabor a recalentado, lo que afectaba seriamente la calidad de los platos. Todo esto a precios muy altos para lo que se ofrece.
Al comentar estas cuestiones con educación, el dueño reaccionó de forma sorprendentemente agresiva, alzando la voz, con gestos despectivos y diciéndonos que, si no nos gustaba, que no volviéramos. Se mostró altivo, sin disposición alguna a escuchar ni aceptar una crítica mínima. Nos trató como si no tuviésemos ni idea de nada, dejando claro que no admite opiniones que no sean la suya.
También hubo errores en la cuenta: intentó cobrarnos de más (confundiendo cafés con copas), y el pan fue cobrado dos veces, a pesar de no haberse pedido más del que se sirvió inicialmente.
El ambiente general es rancio, con un trato áspero, actitud soberbia y una forma de llevar el negocio muy lejos de lo que se espera hoy en día en hostelería. Más que un restaurador, el dueño se comporta como un carnicero sin modales, incapaz de aceptar una observación sin tomárselo como un ataque personal.
En resumen, una experiencia tensa, incómoda y nada recomendable. No...
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