Ayer, mi visita a Antico Terrassa se convirtió en una de las experiencias más humillantes y decepcionantes de mi vida, un trago amargo que no deseo a nadie. Todo comenzó la noche anterior, cuando, con ilusión, intenté reservar una mesa para el día siguiente. Me informaron con desdén que, debido a un partido, no aceptaban reservas. Acepté la situación y decidí confiar en la posibilidad de encontrar un lugar al llegar.
Hoy, con esperanza, llegué al restaurante y vi una mesa libre. Me senté, pensando que, al fin, podría disfrutar de una comida tranquila. Pero esa pequeña chispa de optimismo se apagó brutalmente. De pronto, un miembro del personal se acercó y, delante de todo el mundo, me ordenó levantarme. Con un tono cortante, me informó que la mesa estaba reservada, contradiciendo por completo lo que me habían dicho apenas 16 horas antes. La humillación fue devastadora: todas las miradas se clavaron en mí, como si fuera un intruso, mientras me obligaban a abandonar el lugar. Sentí una vergüenza inmensa, como si mi simple deseo de comer allí fuera un delito.
Y si la experiencia humana fue atroz, la comida no fue menos decepcionante. El pan, lejos de ser un acompañante, era una masa gomosa, tan elástica que masticarlo era una lucha que provocaba hipo. Las patatas, una auténtica burla: secas, insípidas, como si alguien hubiera decidido servir cartón en lugar de comida. No he probado algo tan desastroso desde el día en que, por error, confundí un pedazo de cartón con una porción de pizza. Cada bocado era un recordatorio del error que cometí al elegir este lugar.
Antico Terrassa no solo me hizo sentir pequeño y fuera de lugar, sino que destrozó cualquier expectativa de disfrutar una comida decente. Este lugar no merece ni una lágrima más, pero sí una advertencia: evítenlo a toda costa. Nadie debería pasar por la humillación, la decepción y el mal sabor de boca que yo viví. Mi único deseo es que nadie tenga que soportar algo parecido. Nunca volveré, y ruego que ustedes no cometan el mismo error que yo.
PD: vuelvo a escribir la ya que tienen huevos a denegar me la reserva, cuando luego reservan a quien les sale del palo y huevos para publicar mi humilde opinión veo que faltan mucho...
Read moreAnticoBar es, sin duda, uno de los peores restaurantes en los que he estado. ¡Qué desastre de experiencia!
Empezamos con los nachos, y aquí va la primera sorpresa: estaban tan blandos que parecían haber sido sacados de un baño de burbujas. Imagínate morder una esponja mojada. ¡Un desastre! No tenían nada de esa textura crujiente que te hace amar los nachos. El queso, si es que se puede llamar así, parecía plástico derretido.
Queríamos disfrutar del fútbol y aquí va la segunda sorpresa: la televisión estaba tan lejos que era como intentar ver un partido desde otra galaxia. En serio, creo que hubiera sido más fácil ver el partido usando el telescopio Hubble. Para un lugar que se dice ser un bar deportivo, esto es simplemente ridículo.
Luego, llegamos a nuestra mesa y... ¡sorpresa número tres! Estaba tan sucia y llena de restos de los anteriores clientes que parecía que allí se había celebrado una fiesta de chimpancés. Esperamos más de diez minutos para que alguien viniera a limpiarla, y cuando finalmente lo hicieron, apenas pasaron un trapo rápido, dejando la mesa aún pegajosa. ¡Qué falta de higiene!
Y aquí viene la guinda del pastel. Al final, nos trajeron la cuenta y vimos que nos cobraron una Coca-Cola y un smoothie que ni pedimos ni vimos pasar por nuestra mesa. Al reclamar, la camarera se puso nerviosa y, tras revisar el ticket en detalle, notamos que faltaban 5 euros. ¡La camarera había intentado estafarnos! Solo después de una confrontación nos devolvieron el dinero. La situación era tan absurda que no sabía si reír o llorar.
En resumen, AnticoBar es un desastre absoluto. La comida es mala, el ambiente es pésimo para ver deportes, la limpieza brilla por su ausencia y el servicio, además de ser lento, es deshonesto. No pienso volver nunca más y no se lo recomendaría ni a mi peor enemigo. ¡Huyan...
Read moreUna Experiencia Decepcionante
Mi reciente visita a Antico Bar fue, lamentablemente, una de las peores experiencias culinarias que he tenido. Desde el servicio hasta la calidad de la comida, todo fue un desastre.
Primero, el problema comenzó con la cajera. Al pagar nuestra cuenta, no nos devolvió el cambio completo y, cuando lo mencionamos, nos engañó diciendo que le faltaba dinero en la caja. La actitud de la cajera fue grosera y poco profesional, dejando claro que no tenía intención de solucionar el problema. Esto ya nos dejó con una mala impresión antes de siquiera probar la comida.
Pero la decepción no terminó ahí. La comida, que esperábamos que compensara el mal servicio, resultó ser igualmente mala. Los platos estaban secos y carecían de sabor. Era evidente que no se utilizaban ingredientes frescos ni se ponía esmero en la preparación. Cada bocado fue una lucha y, sinceramente, nos arrepentimos de haber elegido este lugar para comer.
En resumen, Antico Bar no solo nos defraudó con un servicio engañoso y deshonesto, sino que también falló en el aspecto más básico: ofrecer una comida decente. No recomendaría este lugar a nadie que busque una experiencia gastronómica agradable.
Espero que esta reseña refleje adecuadamente tu experiencia negativa...
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