Encontramos el restaurante por casualidad porque nos llamó la atención la carta y tapas en las pizarras del restaurante. Somos del norte y apreciamos la comida gallega, tanto de mar como de tierra, que es lo que se ofrece. El lugar es pequeñito y acogedor. Hay pocas mesas (combina mesas bajas con mesas altas de tapeo y cañeo rápido), lo cual es ideal para no tener que aguantar ruidos, voces o niños corriendo. He leído otras reseñas negativas y desde luego no se corresponden con nuestra experiencia en absoluto. Es más, me parecen quejas infundadas y egicentricas basadas en minucias que nadie se tomaría tan personal como para hacer una reseña. En primer lugar, la variedad de la carta es adecuada, la calidad también y las recomendaciones fuera de carta ídem. Tomamos sugerencias fuera de carta: navajas a la plancha (exquisitas y con textura, como son en Galicia, y no gusanos de 15cm porque eso no es gallego…) y las cocochas de bacalao que se presentan con langostinos, almejas, corazones de alcachofa y una alcachofa frita central riquísima, todo aderezado con la salsa de la casa que es exquisita y original. De la carta comimos un corazón de lomo de bacalao con pimentón, puré de patata casero y una crema de guacamole gourmet impresionante; luego tomamos callos (de primera) y unas albóndigas de lechazo magro con boletus que nos sorprendieron más que gratamente. El final, con una tarta de queso en formato cremoso y gratinada, BRUTAL. La comida fresca y lo más importante: casera. Eso lo dicen las digestiones, porque siendo dos, comimos como romanos y nos fuimos con sensación de ligereza estomacal pero más que satisfechos. No me parece caro en absoluto, ni escaso en cantidad. La calidad y la preparación de lo que comimos tiene un precio muy asequible en comparación con la comida a granel que dan otros restaurantes conocidos de Valladolid. El trato correcto. No se va a un restaurante a que te doren la píldora o a hacer amigos, se va a comer. Javier fue cordial y agradecido por lo que nos gustó cada plato. También hay que ser amable con quien trabaja para que sean amables con uno. No todo es exigir. Tampoco entiendo las reseñas sobre limpieza del local porque estaba impecable. Y los tiempos de espera, son perfectos para que te asiente la comida entre plato y plato, saborear y deglutir con calma mientras se disfruta de una buena charla. Slow Food, todo hecho en el momento con tiempo y dedicación. Parece que la gente se ha acostumbrado a la inmediatez de Amazon y ahora el estándar que quiere el comensal es de que le pongan el segundo cuando tiene el primero sin acabar. Lo bueno, despacio. Ya va bastante deprisa la vida. Se aprecia el trabajo y dedicación personal detrás de la llevanza del restaurante y la elaboración de los platos en un negocio pequeño y de tipo familiar. Desde luego que volveremos a ver a Javier...
Read morePongo una estrella, pero pondría -3. En resumen, nada recomendable, por falta de profesionalismo, agresividad, faltas de respeto, poca previsión de servicios y mala atención al cliente. Los motivos de mi crítica: Intenté cenar en el restaurante un viernes por la noche. A las 20.45 le preguntamos a la camarera si podíamos tomar algo para cenar. Nos dijo que en 20 minutos, que mientras tanto podíamos escoger algo de lo que tenían en barra. Nos puso unos pimientos de padrón, que desconocían la denominación de origen. Eran casi del mismo tamaño que el pimiento italiano. Pero eso no fue lo peor. A las 9.30 le volvimos a preguntar a la camarera si podíamos pedir ya y nos dijo que no. Siempre nos remitía a los mismo, el jefe ya está llegando. 10 minutos. A las 21.45 horas volvimos a preguntar y nada, que cinco minutos más. Al final, decidimos irnos porque ya nos sonaba a pitorreo y cuando fuimos a pagar nos dicen que no nos podemos ir porque no funciona la máquina registradora. Que cinco minutos, que el jefe ya está al venir. (el mismo al que llevábamos esperando más de una hora). Ante la respuesta, y que no me dejaba marchar, le pido hoja de reclamaciones y se marcha a hacer de todo, menos a traerme la hoja de reclamaciones. Pasan 5 minutos y aparece el jefe, pero lejos de darme la hoja de reclamaciones, jefe y camarera se ponen a ver qué le pasa a la registradora. Les vuelvo a pedir la hoja de reclamaciones y cuál es mi sorpresa que el responsable del local, soberbio y altivo, me dice que me espere. (a mí, que llevaba una hora esperando por él, siendo la clienta) con muy malos modos, añadiendo además, que más iba a tener que esperar porque el también tendría que rellenar la hoja y estaba con otras cosas. Para colmo de males, la camarera me dijo un precio de nuestra cuenta, y me di cuenta que en la caja registradora pone otro (uno que le ha dicho el dueño en mis narices), me doy cuenta de la jugada y cuando me da las vueltas le digo, "pero no me habías dicho 11 euros?!"y me dice la camarera: sí, pero es que no sabía...(titubea). De repente el dueño, que acababa de llegar, me salta "es lo que pasa por poner nerviosa a la gente". ¿Nerviosa yo? Qué he estado esperando una...
Read moreÉramos cuatro personas. Pedimos entre otros platos huevos fritos con patatas y jamón, los huevos no estaban fritos si no a la plancha, la yema estaba cocida, las patatas llenas de pimentón. A sugerencia del camarero pedimos un bonito con tomate, estaba lleno de escamas grandes, toda la salsa de tomate. Aclarar llegado este punto que el bonito no tiene escamas ( realmente tiene unas escamas tan pequeñas que son imperceptibles a simple vista) así que esas escamas no se correspondían con el pescado que se estaba sirviendo. Los otros dos platos y el entrante estaban aceptables aunque no para el precio de los mismos. Si no dijimos nada era porque era un domingo de agosto, no había muchas opciones y teníamos el alojamiento cerca y el check in en una hora. De todos los sitios donde he estado en Valladolid en este viaje ha sido el más caro y en el que peor comimos. Todavía me pregunto cómo llegaron esas escamas al plato. No lo puedo recomendar. Muy mala...
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