La primera vez que lo visito. Iba sin expectativas. A simple vista me pareció poca cosa, nada espectacular (quizá iba pensando en un Guggenheim en pleno Santander) pero no, podría pasar desapercibido; luego recapacité... El arquitecto ha ideado un elegante frasco de perfume para albergar una esencia. La del arte. Ha hecho de ese edificio un fino cristal que tamiza el exterior, lo absorbe y permite que, al contemplarlo desde dentro transforme esa percepción en una colosal obra que no puede construir un ser humano; ese mar, el horizonte. ARTE INFINITO en estado puro. En el interior, esas inmensas cristaleras sobre la bahía que son simpleza elegancia y poder; me recuerdan y corroboran que el imaginario del comienzo de la película Prometeus existe allí en esa minucia que, como la fe; ha construido su mayor catedral para albergar al mundo mostrando una inmensidad de horizonte suspendido sobre el mar. Es un pequeño frasco pero contiene en sí el aroma del infinito, la eternidad. Y volviendo a Prometeus; a falta de un trono de Carlo bugatti; contemplar el autorretrato de Francis Bacon en su interior, me han hecho sumergirme literalmente en esa mítica escena inicial de ciencia ficción que es la constatación del poder absoluto y que hoy doy fe de que existe. (El nombre del edificio lo atestigua) Pero lo mejor viene al final, cuando bajo las escaleras centrales para irme y me vienen a la memoria las puertas de los Gerónimos en el Prado y no asimilo que pueda ser real. Busco una placa, un algo que acredite lo que ya sé. Las sublimes, inmensas y gloriosas puertas del Prado tambíen están ahi en su elegancia extrema pero, aquí desapercibidas casi ocultas, sin una referencia que acredite que esa Cristina Iglesias es una realidad. No sé, no veo mucho arte que me sorpenda. Hace diez o quince años una exposición de Bacon en el Prado, Un mundo de Angeles Santos, la sala de William Blake en laTate Britain y porqué no, los talleres de Lessage en París. Hoy se me ha removido todo en el alma. He oteado el horizonte desde esas cristaleras, he vuelto a ver a Bacon reinando en su inmensidad y al final, he descendido tal Caronte sobre la laguna Estigia de Cristina Iglesias llevando mi alma al Hades...porque todo el poder que he sentido ahí hoy me ha devorado el alma. Una maravilla!