Plaza Apolo, located along the iconic Paseo del Prado in Madrid, is a captivating spot that perfectly blends history, charm, and urban beauty. Surrounded by some of Madrid’s most important cultural landmarks, the plaza offers stunning views in every direction—whether it’s the elegant facades of historical buildings, the lush trees lining the boulevard, or the nearby fountains and monuments that celebrate Spain’s rich artistic legacy.
The atmosphere in Plaza Apolo is both peaceful and inspiring. It’s the kind of place where you can sit on a bench and simply absorb the energy of the city while watching people stroll by. There’s a special timelessness to it, as if every corner of the plaza has a story to tell. History truly comes alive here, and anyone with an appreciation for architecture, art, or heritage will find it a deeply rewarding place to visit.
Its location is unbeatable—just steps away from world-famous museums like the Prado and Reina Sofía, and within walking distance of beautiful gardens, tapas bars, and public transport. Whether you’re a tourist or a local, Plaza Apolo offers a perfect spot to pause, reflect, and enjoy the beauty of Madrid’s...
Read moreEsta fuente en su conjunto fue diseñada por Ventura Rodríguez en 1777 y construida por Manuel Álvarez en la época de Carlos III, ocupando el centro del llamado Salón del Prado, formando parte de la reforma urbana que realizó este Rey, está situada estratégicamente entre las dos fuentes más conocidas de Madrid como son la fuente de La Cibeles y la fuente de Neptuno, esta fuente se encuentra en un lateral del Paseo del Prado, un poco escondida entre árboles. Las tres fuentes se consideran obras maestras del Noeclasicismo español del maestro Ventura Rodríguez. La construcción de la escultura comenzó en 1780 con las figuras de las cuatro estaciones y la de Apolo inaugurándose a principios del siglo XIX para la boda del príncipe Fernando VII. La Fuente consta de dos pilones por los que mana agua, con un cuerpo central con escalinata en medio, con seis conchas, tres en cada lado en las que cae el agua por medio de surtidores a media altura que salen de unas máscaras que representan las cabezas de Medusa y Circe. En la parte central aparecen las esculturas de las Cuatro Estaciones, como figuras alegóricas, situadas encima del pedestal y en la parte frontal, vemos el escudo del Oso y el Madroño, símbolo de la ciudad de Madrid. La figura de la Primavera simboliza el nacimiento del año, una joven con flores en sus manos, el Verano es una mujer representando la siega de los campos, con una hoz en la mano, el Otoño es la figura de un hombre con uvas en manos y cabeza, y el Invierno simbolizando el final del año y la vida, un anciano, en la parte superior se encuentra la figura del dios de las artes y la luz, la medicina y la poesía, Apolo, con una particularidad, ya que tiene los rasgos del Rey Carlos III. Apolo aparece con una lira en una mano y a la espalda un carcaj pero sin las flechas y a sus pies una serpiente. Apolo representa la masculinidad griega y se cree que inventó la lira para utilizarla para sus musas. Esta estatua la terminó D. Alonso Giraldo Bergáz, ya que Manuel Álvarez falleció antes de poder acabarla.La fuente de las Cuatro Estaciones fue rehabilitada entre los años 1991 y 1995 ya que está realizada con piedra de la localidad de Redueña, Madrid, con la particularidad de ser de bastante baja en calidad por lo que las estatuas han sufrido bastante el...
Read moreJusto en medio del dieciochesco Salón del Prado, y desde hace mucho tiempo equidistante de las más célebres fuentes de Neptuno y Cibeles, se encuentra la más esbelta y escondida del dios Apolo y las Cuatro Estaciones. El ciempozueleño Buenaventura "Ventura" Rodríguez las diseñó todas por encargo del Rey Alcalde en 1777, pero la del Dios del Sol y de las Artes se inauguró ocho años después de la muerte del arquitecto y cinco después de la del emprendedor monarca. Apolo sostiene su lira con la mano izquierda y pisa con el pie derecho lo que debemos suponer que es la serpiente pitón. Hay quien afirma que los rasgos de la divinidad reproducen los de Carlos III. Debajo y en derredor están sentadas las figuras alegóricas de las estaciones del año a menor escala. Las dos máscaras laterales por cuyas bocas salen sendos chorros de agua representan a Medusa y Circe, dos mujeres sumamente peligrosas, la primera por su mirada y la segunda por sus hechizos. Bajo el apuesto dios, y entre el verano (ver las espigas) y la primavera (con sus flores), aparece un vistoso escudo de Madrid con un frondoso Arbutus unedo casi tres veces más alto que el Ursus arctos que se apoya en él. Un ribete con siete estrellas de ocho puntas rodea el castizo blasón. Los hinchas deportivos y el público en general han mostrado claramente sus preferencias por la figura maternal de Cibeles y la fiereza paterna del barbudo Neptuno. Yo me pregunto si el emplazamiento prominente de las fuentes dedicadas a estas divinidades de mediana edad, en el centro de dos grandes plazas muy concurridas, es la única causa de la querencia popular por la diosa de la Tierra y el dios del Mar, o si existirá una atracción freudiana hacia esas representaciones paternales. En cualquier caso, el bello joven de formas apolíneas ha quedado postergado y suele pasar desapercibido. Por suerte, nadie parece haberse percatado de que la cinta de un carcaj cruza el pecho desnudo de Apolo de un modo que hace recordar la camiseta de un club de fútbol madrileño. Se trata de un remotísimo parecido y nada más lejos de mi intención...
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