Durante uno de mis primeros viajes a Madrid, decidí visitar el emblemático Parque del Retiro, una zona verde con gran valor histórico y cultural. Proveniente de Barcelona, una ciudad con una oferta artística sólida y diversa, llegué con curiosidad y expectativas hacia este espacio madrileño.
Al pasear por el parque, me encontré con el Centro Cultural Casa de Vacas, un edificio con gran potencial como escaparate de arte contemporáneo y eventos culturales. En ese momento, se estaba exhibiendo una muestra artística que, personalmente, no logró conectar conmigo ni con mi acompañante. La instalación, compuesta por elementos textiles dispuestos de forma aparentemente aleatoria, nos pareció difícil de interpretar y poco cuidada a nivel curatorial. Aunque el arte es siempre subjetivo y abierto a múltiples lecturas, en este caso la propuesta se percibía más como una provocación sin contexto que como una experiencia estética o conceptual significativa.
En un intento sincero de “sentir” la obra desde una perspectiva más cercana, toqué una de las piezas expuestas. Fue entonces cuando ocurrió un incidente que marcó negativamente mi visita. Una trabajadora del centro reaccionó de forma desproporcionada y con una actitud claramente agresiva, elevando la voz e incluso solicitando la presencia de seguridad de manera alarmante, sin mediar explicación o advertencia previa.
El agente de seguridad que acudió al lugar tampoco mostró un comportamiento ejemplar. Al tomar mi identificación, hizo un comentario totalmente fuera de lugar relacionado con mi procedencia catalana, algo que consideré improcedente, discriminatorio y totalmente fuera del marco profesional que se espera en una institución pública y cultural.
Esta experiencia no solo arruinó mi visita al recinto, sino que dejó una huella amarga en mi despedida de la ciudad. Me sentí incomprendido, humillado e incluso señalado por un simple gesto, sin ninguna intención de dañar ni transgredir el espacio artístico.
Mi opinión de este lugar es que no merce la pena ir, cometerás un grave error si en tu estancia en Madrid acudes...
Read moreLa nueva serie de pinturas de Jordi Diaz Alamà nos muestra un viaje de transformación y nos adentra en el interior del espíritu humano. Es una colección que navega entre dos mundos. Se trata de un paseo simbólico por la mente del creador dónde explora su estudio en busca de un oasis que sacie su apetito artístico, abriendo paso a colores fauvistas que pueden evocar tanto los paisajes surrealistas de Max Ernst como los viajes delirantes de Hunter S. Thompson. Compone paisajes a medio camino entre lo concreto y lo no concreto. Alamà crea un mundo onírico que rememora la herencia de Joaquim Mir, fusionando tradiciones clásicas con elementos impresionistas y surrealistas.
Nos encontramos frente a paisajes que reflejan la singularidad de nuestra psique, contrastando la dureza de un entorno aparentemente hostil con la vitalidad que alberga en su interior. La pincelada es audaz, expresiva y liberadora. La colección combina lo mejor de la tradición artística, fusionando la pulsión surrealista con la paleta expresionista y la serenidad plástica propia de la figuración clásica.
Las composiciones nos proponen un viaje ritualístico por desiertos y junglas, una odisea alucinatoria de colores brillantes por la melancólica añoranza de tiempos en los que la conexión con la naturaleza y la esencia humana parecían más puras y auténticas. Estos paisajes, más que meras representaciones de lugares, son experiencias sensoriales que despiertan emociones profundas y reflexionan sobre cómo el paisaje y la naturaleza están cambiando.
Horario: De lunes a domingo de 10 a 21:30h Entrada libre hasta...
Read moreLa Casa de Vacas se llama así porque cuando se construyó en el año 1874 era una vaquería donde se vendía leche recien ordeñada y contaba con un pequeño bar al lado contrario a los establos donde se podía consumir la leche sentado tranquilamente.
Pasado el año 1960 se modificó para abrir una sala de fiestas, bar y restaurante que poco a poco fue cerrando y terminó abandonoado e incendiado en el año 1983. A partir de ese momento lo gestionó el Ayuntamiento de Madrid, que comienza a darle uso como sala de exposiciones, centro cultural y teatro.
La Casa de Vacas se encuentra en el Parque del Buen Retiro de Madrid, justo frente a la entrada del embarcadero. Siempre tiene alguna exposición en marcha y una variada programación. El Teatro también es conocido como "El teatro del parque", que cuenta con un aforo de 140 espectadores.
En estos días cuando he acudido, acoge la exposición "Madretierra" de Antonio Cerrato. La sala de exposiciones es amplia y muy luminosa, las obras lucen muy bien.
Como edificio en si, aunque exteriormente guarda algo de similitud con antiguos edificios de Madrid, es de nueva construcción y eso beneficia en que es perfectamente accesible para personas con problemas...
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