Una joya escondida en cada visita: las Monjas Comendadoras de Santiago de Toledo
Cada vez que pasamos por aquí, una parada en el convento de las Monjas Comendadoras de Santiago es simplemente obligatoria.
No solo por sus deliciosos dulces, sino por la calidez y alegría que transmiten estas mujeres tan especiales.
Siempre risueñas, amables y cercanas, reciben a los visitantes con un cariño que deja huella.
Elaboran comidas por encargo durante las visitas guiadas a su precioso claustro, y son verdaderas expertas en paellas: caseras, sabrosas y hechas con ese toque tradicional que tanto se agradece.
Entre sus especialidades dulces, destacan sin duda sus exquisitas galletas de mantequilla: delicadas, artesanas y llenas de sabor. Se pueden encargar para cumpleaños, comuniones y otras celebraciones, y además ofrecen servicio de envío a domicilio. Nosotros las probamos en el cumpleaños de mi hijo, decoradas con fondant, pero sinceramente, están mucho mejor en su forma original: sin adornos, se aprecia muchísimo más su delicioso sabor a mantequilla, auténtico y casero.
Es un verdadero placer apoyar su labor, no solo por la calidad de sus productos, sino por la experiencia humana que ofrecen. Recomendable al cien por cien. Quien las visita una vez,...
Read moreAunque el convento fue fundado en 1584 con el legado del presidente de órdenes Íñigo de Cárdenas y Zapata y su esposa Isabel de Avellaneda, hasta 1650 no se llevó a cabo la verdadera fundación con la llegada desde Valladolid de varias monjas comendadoras de la orden de Santiago por orden de Felipe IV. Según se cuenta, para la fundación del convento existió la discrepancia de si traer las primeras religiosas del monasterio de Santa Fe, en Toledo, o del convento de Santa Cruz, en Valladolid. Finalmente, se decidió traer a estas últimas porque la beata María Ana de Jesús vio unas estrellas viajeras en el cielo, que interpretó como mensajeras de la voluntad de Dios. El acuerdo se firmó en la famosa imprenta de (Elvira) Quiñones.
La iglesia, datada en el año 1697, es el elemento más destacable. Constituida por una planta de cruz griega, y en el centro, una cúpula sobre pechinas, es obra de los hermanos Manuel y José del Olmo, en tanto que el convento es posterior, de 1753. Francisco Moradillo construyó estancias como la Sacristía de los Caballeros y el patio. En 1774 Carlos III encargó a Francesco Sabatini la construcción de un nuevo edificio, que vino a completar la urbanización...
Read moreEste antiguo convento da nombre a la Plaza de las Comendadoras, donde están algunas de las terrazas más animadas del barrio de Universidad. De nuevo, Sabatini comparte protagonismo con otros arquitectos, como Manuel y José del Olmo (que diseñaron la iglesia) y Francisco Moradillo (patio y Sacristía de los Caballeros, entre otras estancias). De hecho, la parte diseñada por Sabatini es la más tardía, que cierra la manzana y unifica todas las estancias del convento, que hasta entonces estaban repartidas en distintas casas. Así, como sucede en otros casos, fue el italiano quien dotó al edificio de la imagen exterior que hoy nos es familiar, si bien en ese caso -quizá por tratarse de un convento- su labor fue mucho más sobria y austera que en otros casos.
Algo notable de este edificio es que durante los años de la Guerra Civil su trayectoria fue doblemente terrible. Primero fue incautado a las religiosas y albergó una “cheka”. Más tarde -ya tras la entrada de las tropas franquistas- se convertiría en una cárcel en la que se calcula que se hacinaron entre 2.000 y 3.000 prisioneros, entre ellos el poeta...
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