Wir stehen vor der Concatedral-Basílica de Santa María de Vigo, einem Ort, der auf unserem Pilgerweg nach Santiago de Compostela wie ein Leuchtturm des Glaubens und der Geschichte wirkt. Die Kirche zieht uns magisch an, nicht nur als Zwischenstopp auf unserem Weg, sondern auch als ein Ort, der eine Geschichte erzählt – die von Zerstörung, Wiederaufbau und unerschütterlichem Glauben.
Als wir uns der Kirche nähern, fällt uns sofort die schlichte, aber erhabene neoklassizistische Fassade auf. Sie erhebt sich inmitten der engen, kopfsteingepflasterten Gassen der Altstadt wie ein ruhender Pol im geschäftigen Treiben von Vigo. Die beiden massiven Türme zu beiden Seiten des Eingangs rahmen die Fassade ein und verleihen der Kirche eine fast wehrhafte Erscheinung. Über dem zentralen Portal thront eine Statue der Jungfrau Maria, deren ausgestreckte Arme den Eindruck erwecken, sie wolle die Stadt und ihre Besucher segnen – auch uns, die wir auf unserem Pilgerweg Rast suchen.
Während wir stehenbleiben, um das Bauwerk zu betrachten, denken wir an die Geschichte, die sich in diesen Mauern verbirgt. Ursprünglich stand hier eine kleinere Kirche, die jedoch 1589 durch einen Angriff englischer Piraten unter Sir Francis Drake zerstört wurde. Die heutige Kirche wurde zwischen 1816 und 1836 errichtet und spiegelt den neoklassizistischen Stil wider, der in dieser Zeit modern war.
Die Concatedral ist keine gewöhnliche Kirche: Sie teilt den Bischofssitz des Bistums Tui-Vigo mit der Kathedrale von Tui, was ihren Rang als bedeutende religiöse Institution in der Region unterstreicht. Für Vigo, eine Stadt, die oft von ihrem Hafen und der Industrie geprägt wird, ist sie ein Symbol für Beständigkeit und Glauben.
Beim Betreten der Concatedral umfängt uns eine friedvolle, fast heilige Stille. Das Innere ist weitläufig und lichtdurchflutet. Die hohen, weißen Wände und die klaren Linien des Neoklassizismus strahlen eine Schlichtheit aus, die unser Augenmerk auf den Hauptaltar lenkt. Dort steht die Statue der Nuestra Señora de la Asunción, der Schutzpatronin der Stadt. Sie ist kunstvoll gestaltet und von einer Aura des Friedens umgeben, die uns Pilger tief berührt.
Der Blick wandert zu den Seitenschiffen, wo sich Kapellen mit aufwendig verzierten Altären und Skulpturen befinden. Besonders eindrucksvoll ist die Kapelle des Cristo de la Victoria, eine Figur, die in Vigo tief verehrt wird. Diese Darstellung des triumphierenden Christus erinnert uns daran, dass der Glaube selbst in Zeiten der Prüfungen siegreich sein kann – ein Gedanke, der uns auf unserem langen Pilgerweg stärkt.
Für uns Pilger ist die Concatedral mehr als nur eine Kirche – sie ist ein Ort der Besinnung und der Stärkung. Viele von uns nehmen sich hier Zeit, um eine Kerze anzuzünden, ein Gebet zu sprechen oder einfach nur zu sitzen und die besondere Atmosphäre auf sich wirken zu lassen. Der Gedanke, dass wir hier Teil einer jahrhundertealten Tradition sind, gibt uns ein Gefühl der Verbundenheit mit den zahllosen Pilgern, die vor uns auf diesem Weg waren.
Der Hauptaltar ist das Herzstück des Innenraums, ein Ort, der uns mit seiner Schlichtheit und gleichzeitigen Erhabenheit zum Innehalten einlädt. Die goldenen Akzente und das Bildnis der Jungfrau Maria erinnern uns daran, dass dieser Ort ein Ort des Schutzes und der Fürsprache ist – ein sicherer Hafen für Seele und Geist.
Die Concatedral liegt im historischen Herzen von Vigo, umgeben von engen Gassen, die voller Leben sind. Rund um die Kirche befinden sich traditionelle Restaurants, kleine Geschäfte und Kunsthandwerksläden, die die kulturelle Vielfalt der Stadt widerspiegeln.
Die Altstadt selbst, bekannt als Casco Vello, ist ein Ort, der uns zum Verweilen einlädt. Nach dem Besuch der Kirche können wir uns in einem der kleinen Cafés niederlassen, das bunte Treiben beobachten und über die Eindrücke nachdenken, die dieser spirituelle Ort hinterlassen hat.
Stand: 04.06.2022 / Caminho Portugues - Tag 6
Liebe ist Leben mit ganz viel...
Read moreLa colegiata de Santa María o concatedral de Vigo es un templo católico situado en la ciudad de Vigo, en Galicia, España. Comparte la sede catedralicia de la diócesis de Tuy-Vigocon la catedral de Tuy. Su construcción data de principios del siglo XIX, cuando vino a sustituir a la antigua colegiata, dañada tras la explosión de un polvorín en 1809. El actual edificio fue obra del académico Melchor de Prado y Mariño, de la Real Academia de San Fernando y es de estilo principalmente neoclásico, si bien las torres son barrocas. Existen registros de la existencia de una iglesia advocada a Santa María situada en Vigo desde al menos el siglo XII. Así aparece en un documento de 1156 en el cual se reparten las parroquias de la diócesis de Tuy entre el obispo Don Pelayo Méndez y su cabildo. También aparece mencionada en otro documento de 1170 por el que el rey Fernando II de León le otorga la iglesia al obispado como compensación por otros territorios tomados para la Corona. También es mencionada en distintos documentos de los monasterios de Melón y Oya. A este templo le siguió otro de estilo gótico construido a finales del siglo XIV y finalizado en 1403. Esta nueva iglesia conservaba varias capillas y los transeptos del anterior.[5] El 11 de junio de 1497 se constituyó como colegiata, siendo Jaime González de Pedrosoel primer prior. En 1585 la iglesia fue saqueada por el pirata Francis Drake. Hacia 1680 se efectúan numerosas reformas en el templo. En 1809 explotó un polvorín cercano, situado en el castillo del Castro. La iglesia sufrió grandes daños, por lo que tuvo que proyectarse una nueva. El proyecto fue encargado a Melchor de Prado y Mariño, académico de la Real Academia de San Fernando quien lo presentó en 1811, si bien las obras no comenzaron hasta 1816 debido a la guerra contra la invasión napoleónica. También se allanó el terreno para crear la plazoleta delantera. Las obras fueron concluidas en 1838, con la construcción del tabernáculo y de los altares laterales. Caben resaltar los grandes mosaicos que se albergan en su altar mayor, obra del prestigioso mosaista español Santiago Padrós caracterizados por dos características: la monumentalidad y la geometrización del paisaje. En sus pilares de arco Padrós situó sendos ángeles, uno portando las tablas de la Ley y el otro los Santos Evangelios, siendo especialmente interesantes las ciudades que a los pies de ambos ángeles se ven: por un lado la ciudad de Estambul (la antigua Constantinopla) y por otro la ciudad de Roma donde Padrós barajó un rico elenco de imágenes (puede apreciarse la pirámide de Caio Cestio y el Coliseo). En el centro del atrio había un olivocentenario, que sobrevivió hasta el siglo XIX y del que no se pudo calcular su edad, si bien es posible que hubiese estado allí desde la construcción de la primera iglesia. Debido a su longevidad, llegó a convertirse en un símbolo de la ciudad. El actual templo destaca por su robustez, y de hecho fue pensado como posible plaza fuerte, en un contexto en el que acababa de terminar la Guerra de Indepencia. La estructura del edificio presenta una planta rectangular: el altar está flanqueado por dos sacristías y a sus pies aparece la nave principal, la cual tiene a sus lados una serie de capillas laterales situadas bajo dos naves más estrechas paralelas a la central. A los pies de esta se encuentra el pórtico, desde cuyos laterales se accede a las torres. Las bóvedas central y laterales, de cañón, están sustentadas sobre filas de columnas toscanas de porte sobrio coronadas por capiteles dóricos. El margen entre el altar y la nave central viene definido por un único arco. El altar mayor está presidido por un aparatoso retablo churrigueresco. La fachada presenta un esquema sencillo y simétrico. En el centro se sitúa una amplia y única portada bajo el frontón, ambos flanqueados a cada lado por las dos torres, único elemento barroco que contrasta con la sobriedad neoclásica del resto...
Read moreExisten registros de la existencia de una iglesia advocada a Santa María situada en Vigo desde al menos el siglo XII. Así aparece en un documento de 1156 en el cual se reparten las parroquias de la diócesis de Tuy entre el obispo Don Pelayo Méndez y su cabildo. También aparece mencionada en otro documento de 1170 por el que el rey Fernando II de León le otorga la iglesia al obispado como compensación por otros territorios tomados para la Corona. También es mencionada en distintos documentos de los monasterios de Melón y Oya. A este templo le siguió otro de estilo gótico construido a finales del siglo XIV y finalizado en 1403. Esta nueva iglesia conservaba varias capillas y los transeptos del anterior. El 11 de junio de 1497 se constituyó como colegiata, siendo Jaime González de Pedroso el primer prior. En 1585 la iglesia fue saqueada por el pirata Francis Drake. Hacia 1680 se efectúan numerosas reformas en el templo. En 1809 explotó un polvorín cercano, situado en el castillo del Castro. La iglesia sufrió grandes daños, por lo que tuvo que proyectarse una nueva. El proyecto fue encargado a Melchor de Prado y Mariño, académico de la Real Academia de San Fernando quien lo presentó en 1811, si bien las obras no comenzaron hasta 1816 debido a la guerra contra la invasión napoleónica. También se allanó el terreno para crear la plazoleta delantera. Las obras fueron concluidas en 1838, con la construcción del tabernáculo y de los altares laterales. Caben resaltar los grandes mosaicos que se albergan en su altar mayor, obra del prestigioso mosaista español Santiago Padrós caracterizados por dos características: la monumentalidad y la geometrización del paisaje. En sus pilares de arco Padrós situó sendos ángeles, uno portando las tablas de la Ley y el otro los Santos Evangelios, siendo especialmente interesantes las ciudades que a los pies de ambos ángeles se ven: por un lado la ciudad de Estambul (la antigua Constantinopla) y por otro la ciudad de Roma donde Padrós barajó un rico elenco de imágenes (puede apreciarse la pirámide de Caio Cestio y el Coliseo)....
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