El Picaflor — Restaurant in Paris

WILL TURN YOU AWAY IF YOU DO NOT SPEAK FRENCH. My fiancé and I were visiting Paris for 1 week and noticed this restaurant across the street from our Airbnb. We decided to try it on our last night, on a Tuesday at 9:30 PM. According to both google & yelp, the restaurant didn't close until 11:30 PM or 12 AM. When we walked in, the hostess greeted us in French. We kindly asked her IN FRENCH if she spoke English. She continued to speak to us in only French. She then started to ask other customers in the restaurant if they spoke English before asking one of her colleagues for help. Her colleague sat us & asked if we made a reservation. We said no and he told us it was "no problem" after handing us menus. 2 minutes later he came back to our table and said we had 5 minutes to place our order because the restaurant was closing. We apologized for the inconvenience and agreed we would go elsewhere. On our way home we saw customers still eating inside and the door was still unlocked. At this point it was 11 PM. We think they just didn't want to deal with us because we didn't speak French. HIGHLY disappointed as the food looked delicious, but service was very unwelcoming. It's even more disappointing bc there were so many other restaurants where we had no trouble ordering with what little French we knew. Dont go to this place if your French isn't great because this was very embarrassing especially when the hostess kept asking customers if they wanted to take our orders from...

Soy peruano y vivo en Francia, mi opinión puede estar un poco sezgada, pero trataré de ser imparcial en mi reseña.

La decoración es bastante cálida, recuerda mucho a los pequeños restaurantes peruanos en las provincias del Perú. Las columnas de madera, los cuadros típicos, un 'retablo' en una esquina y la música dan un ambiente que recuerda mucho al Perú. El local es pequeño e íntimo, es mejor realizar una reserva.

La atención fue buena, los dos mozos hablaban de forma fluida el francés y el español. Fueron muy gentiles con nosotros.

En cuanto a la comida, en general muy buena. Como veredicto, volvería en el futuro, pues su sazón es realmente peruana. Existen algunos detalles que podrían mejorar pero en general muy bueno.

Antes de empezar a pedir, te ofrecen una porción de 'canchita serrana'. Es un gesto del local, lo agradezco mucho. Sin embargo, me parecía que el gusto de esa canchita tenía unas especias de hierbas, no recuerdo en Perú haber probado una canchita con esas características. Un sabor algo extraño a mi paladar.

De entrada pedimos anticuchos. No encontré ningún bemol en este plato. El sabor y la sazón fueron excelentes. La cocción fue perfecta, tierna por dentro con una ligera costra alrededor. La salsa de ají amarillo al lado fue perfecta. Los anticuchos se sirven con una papa dorada, un poco dura pero no estaba mal. Excelente plato que volvería a pedir.

De plato principal pedí la 'Trilogía de platos', que cuenta con 3 pequeñas porciones de ají de gallina, seco de cordero y ceviche de pollo. El ají de gallina estaba tal cual lo probarías en Perú. El gusto estaba idéntico. Capaz un detalle fue que normalmente hay una rodaja de papa debajo del ají de gallina y en este caso no había papá, pero es un detalle menor. Muy bueno. El seco de cordero tenía buen sabor. La carne estaba un poco dura y seca para mi gusto. Normalmente el seco lo he comido siempre caliente, y vino un poco frío, pero puede ser debido a que éramos 5 personas y pudo haber sido el primer plato en prepararse. De igual manera, buen sabor pero un poco duro y seco (el seco de cordero). Finalmente, el ceviche de pato para mi, se llevó mis mejores calificaciones. Al compararlo con un ceviche de pato en Perú, normalmente en Perú este plato se cocina bastante y el pato incluso tiende a deshacerse. En el caso del ceviche de pato en El Picaflor, la pechuga de pato estaba preparada como si tuviera un toque francés. Me explico, en Francia hay algunos platos que acostumbran comer la pechuga de pato a 'término medio', en otras palabras, con el centro ligeramente rojizo. Este ceviche de pato tenía estas mismas características, lo que le daba una textura muy tierna en combinación a las salsas. En mi próxima visita, me pediría de plato principal el ceviche de pato en porción completa.

De postre optamos por una porción de alfajores con helado de mango. Los alfajores tenían el mismo gusto de los que puedes encontrar en las mejores dulcerias del Perú. Una muy buena calidad.

Para beber, pedí una Inka Cola, que según la etiqueta, fue importada desde Perú. Mi pareja pidió un Pisco Sour, lo probé y debo reconocer que el sabor fue excelente, comparable à un Pisco Sour de los mejores restaurantes de la capital. Ahora sé que no tengo que viajar hasta Perú para tomar un Pisco Sour de calidad.

En cuanto a precios y cantidades, el restaurante no es muy económico, sin embargo su sazón lo compensa. Las porciones son de un tamaño estándar para un francés, pero pequeñas para un peruano. De todas maneras, el sabor de sus platos es...

Au cœur de Paris, le Picaflor propose le meilleur de la gastronomie du Pérou à un prix accessible. Une orographie compliquée, des habitats cisaillés par un terrain difficile, des distances énormes, des montagnes glaciales culminant à près de sept mille mètres, des déserts brûlants et des forêts impénétrables ont longtemps compartimenté le Pérou et condamné les différentes techniques culinaires à l’isolement. L’amélioration des transports a autorisé les produits à voyager en de bonnes conditions. En parallèle, une politique ambitieuse de mise à niveau des normes de la profession et l’application progressive de règles d’hygiène minimales ont fait naître une nouvelle cuisine en mesure de séduire le monde entier. Ces efforts ont finalement porté leurs fruits et la Cité des rois, nom poétique conféré à la capitale, abrite à l’aube de ce siècle des restaurants qui offrent au bourlingueur curieux des plats que l’on ne trouve nulle part ailleurs. Raison de plus de s’y rendre pour une semaine ou deux, en fonction des limites de son budget et de l’ampleur de son appétit. Des plats que l’on ne trouve nulle part ailleurs ? Ce n’est plus aussi vrai car la cuisine péruvienne voyage et depuis que Lourdes et Lalo Justo Caballero sont arrivés d’Arequipa, voici une trentaine d’années, déposer leur baluchon au pied de la montagne Sainte Geneviève, la métropole des Parisii a découvert les saveurs héritées de l’Inca et des conquistadores. Loin de leur coin de paradis, entre les arènes et le Jardin des plantes, Lourdes et Lalo ont poussé la porte du 9 rue Lacépède, un étroit édifice seulement propice à ouvrir un bouchon. La salle est petite et il faut parfois se glisser entre les tables pour trouver une place calculée au plus juste. Mais cet espace étriqué n’étrécit en rien le plaisir de se plonger dans une carte où l’on retrouve les plats les plus emblématiques de la cuisine traditionnelle péruvienne. Après quelques hésitations, je me décide pour un pisco sour en apéritif, suivi par une entrée d’empanadas, complétée par un ceviche, sans oublier des anticuchos. Les empanadas en entrée sont un classique. Connus dans toute l’Amérique, ces petits chaussons de viande sont une géniale invention qui commence à se trouver dans les grandes villes du monde. Celles du Picaflor sont bien dorées au four et le mélange intérieur, succulent et tout en douceur, n’agresse en rien les palais européens. Les anticuchos sont un des produits phares de la cuisine de rue péruvienne, offrant au badaud des protéines à bas prix car ces brochettes braisées au charbon de bois à même le trottoir font appel à un muscle peu prisé du bœuf : le cœur. Subtilement marinés, passant au feu juste ce qu’il faut, ils sont savoureux et goûteux. Enfin, dans la liste des ceviches concoctés par Lourdes et Lalo, je choisis le plus simple. On y trouve du dos de cabillaud cuit à froid dans un jus de citron pimenté, des bananes séchées, de la patate douce, un bout d’épi de maïs, des grains de maïs grillé, de l’oignon et, surtout, du lait de tigre, sans doute ce qui pour les Péruviens se rapproche le plus à la potion magique du druide Panoramix. Le ceviche du Picaflor se déguste avec plaisir et rappelle parfaitement avec ses différentes composantes ceux que l’on peut manger à Lima. Mon seul regret est que le « lait de tigre », soit le subtil mélange de jus de poisson et de citron, capable d’éveiller un mort et, en tout cas, de soigner une gueule de bois carabinée, ne soit pas plus abondant pour bien requinquer ses clients à...