El Jardí de Can Marc — Restaurant in Begur

El Jardí de Can Marc is a hidden gem with an enchanting atmosphere. As soon as I arrived, I was struck by the amazing view that greeted me. The location is perfect for enjoying drinks and appetizers while taking in the scenic beauty of the surroundings.

The ambiance is a perfect blend of calm and trendy, making it an ideal spot for a romantic date night. The soft lighting, comfortable seating, and well-thought-out decor create a cozy and intimate setting that instantly puts you at ease.

Now, let's talk about the food and drinks. The appetizers were simply delightful, offering a variety of flavors and textures that left my taste buds wanting more. The menu showcases a great selection of small plates, perfect for sharing and trying a little bit of everything.

The drinks menu was equally impressive, with a range of signature cocktails and a well-curated wine list. I found the staff to be knowledgeable about their offerings and eager to provide recommendations based on personal preferences.

What truly sets El Jardí de Can Marc apart is the impeccable service. The staff was attentive, friendly, and attentive without being intrusive, ensuring that my dining experience was memorable and enjoyable.

Overall, I highly recommend El Jardí de Can Marc for a relaxed evening with a loved one or close friends. Whether you're looking for a romantic date spot or a place to unwind with great drinks and appetizers, this restaurant delivers on all fronts. I'll definitely be returning to savor more of the fantastic view, ambiance, and culinary delights that this hidden oasis...

Habíamos venido en otra ocasión y no esperamos a la numerosa cola que suele haber a la entrada de la massia jardi can marc a partir de las 20.15

Esta vez vinimos un poco antes de las 20 h. Y mereció la pena. Las vistas de Begur desde lo alto (este Jardín de Can Marc es un mirador privilegiado) son una delicia. Rodeados de olivos, moreras, altos cipreses, césped y una pequeña piscina en el centro a modo de adorno o centro de calma este lugar es una delicia!

El servicio de las camareras (casi todas chicas y con mención especial a la atentisima Julia!!, es muy bueno, esmerado y rápido.

Y las tapas?

La chef es eso. Una cocinera de primera. Se justifica el precio.

Humus de remolatxa amb citrics - riquisissisimo!!!!

Garrí cuit a baixa temperatura amb puré de pera i tamarit ni en la misma Segovia lo comi tan tierno!

Tataki de tonyina vermella amb crema de mango, cruixent de remolatxa i salsa teriyaki.

Como no soy de pescado, lo crudo me deja indiferente pero mi guia Especial apreció sus texturas y composición.

El pinxo de pollastre amb salsa teriyaki bien elaborado y sabroso.

Cuidadísima presentación de los platos con detalles de alguien, la chef, que sabe de cocina de autor.

Una gozada.

El ambiente es relajante. Sopla una brisa que invita a olvidarse de todo. (Conviene llevarse chaqueta cuando el sol se pone si es que eres friolera). Las vistas del atardecer son de lo mejor!!

Si habéis estado en Madrid y visto el parque de "las 7 t" como vulgarmente se le conoce o cerro del tio Pío o bien el mirador del templo de Debod del paseo de Rosales me entenderán.

Es de obligada visita si vienen a Begur y quieren soltar el estrés de la ciudad.

Mi guía Especial volvió a acertar sugiriendo acudir a este oasis del olvido y el buen llantar. Cierto es que habia insistido en ir de nuevo por aquella ocasion fallida.

Y sí, lo siento! porque resulta ser exclusivo y de paladares más delicados. La elaboración artesana y la condición de tapas no es ideal para estómagos hambrientos dado que el precio medio no baja de los 10 euros. Puedes tomar una cerveza y un agua por 9 euros y estar un rato pero suelen invitar a irte si no consumes porque las vistas y el lugar son maravillosas.

Finalmente, la carta de bebidas es amplia: vinos blancos y tintos, algún cava, sangría y una selección cuidada de cócteles que probaré en otra ocasión.

Excelente decisión, querida...

Nefasto, nos hemos sentido como si fuéramos un estorbo, una desagradable sorpresa.

Hemos llegado por la noche para poder ver el jardín y disfrutar de una copa después de cenar y el trato ha sido penoso desde el principio. Nunca habíamos estado y prácticamente nos habían echado antes de entrar. Hemos llegado a las 00h y cerraban a y media, nuestra intención era hacer una copa rápida para ver el lugar e irnos a casa. El chico de la entrada con un trato seco y cortante, nos informa de que cierran en media hora y nos pregunta (de forma más bien arisca, más bien forzándonos a rechazar entrar) si vemos posible tomar algo en este tiempo. Le comentamos que sin ningún problema, que solo queremos tomar algo rápido e irnos. Nos montan la mesa con cara de desagrado. Pedimos la carta y hay que insistir para que la traigan porque la chica comenta los nombres de los cócteles (que no conocíamos) a viva voz y queríamos mirar para escoger bien porque una de las personas era intolerante a varios alimentos. Sentimos presión en todo momento para pedir (todo esto en cuestión de menos de 5 minutos). Cuando pedimos una copa para compartir, para ir más deprisa consumiendo y no hacerles perder más tiempo, nos dicen que hay una consumición mínima por persona, insinuando que no hemos leído la carta al entrar (carta que hemos tenido que pedir casi insistiendo y que no nos han dado tiempo de leer para pedir). Finalmente hemos decidido irnos sin pedir nada por la situación tan incómoda en la que nos hemos encontrado.

Además, la hora de apertura y cierre de Google Maps no coincide con la que nos dicen en ma entrada.

Sinceramente, no nos esperábamos este trato tan deficiente de un lugar tan bonito y con tan buenas opiniones. Precisamente por el renombre del lugar creo que es inaceptable poner en en una situación semejante a los clientes. Entiendo que el día es largo, y que la gente quiere cerrar a la hora, pero hay muchas maneras de tratar a la clientela y, desde luego, la forma en como nos han tratado hoy es vergonzosa, y menos a media hora de cerrar para tomar 1 gintònic.

Un lugar mítico para terminar la noche en Begur y se me han quitado las ganas de volver para...