Uno de los restaurantes que tenía pendiente de conocer, y una casualidad nos llevó a ir finalmente.

Un rincón singular y atípico donde coexisten 2 tipos de cocina, la mediterránea y la marroquí.

Por supuesto, nos centramos en la segunda, aunque no pude dejar pasar la oportunidad de probar su ensaladilla rusa (por curiosidad), media ración, estaba bien rica.

En primer lugar, agradecer que nos acomodaran una mesa. Fuimos tarde, en festivo y sin reserva, pero en un minuto pudieron solucionarlo. Estaba todo repleto, dato que a priori, habla bien del lugar.

¡Vamos con los platos!

De primero, Harira. Plato típico del país pero reconvertido en una variante, sopa de verduras. Como bien lo avisan en la carta, no te pilla de sorpresa y si se pide, pues ya se sabe lo que hay. Estaba buena, Tiene la esencia de la auténtica pero menos potente, muy ligera y con menos ingredientes, como la carne.

Como principal, Couscous de cordero (en la foto aperece uno de pollo porque nos lo sirvieron por error y al instante se lo llevaron). Auténtico y con la carne bien servida junto a las verduras. Una ración de la que pueden comer 2 personas, como fue en mi caso. Tiene el premio del mejor couscous de la Costa y Andalucía y una vez probado, es totalmente merecido.

De postre, té moruno y chebakia; perfecto y esencial para bajar los manjares mencionados.

Destacar la amabilidad de todo el personal: encargado (coronel) y camareros (amigos), tanto con nosotros como con el público en general. Si te gusta la comida árabe, debes visitar este restaurante.