Fui ayer a comer con mi familia y la verdad es que, con ese personal atendiendo y trabajando, no volvería a ir nunca. Tuvimos que comer en una mesa del bar porque el comedor en cuestión estaba lleno. La experiencia fue de todo menos agradable. En la barra había un chico joven, de 20 pocos años aproximadamente. El chico no se movía mal, pues atendía todas las demandas de sus compañeras. Sin embargo, ellas (sobre todo la que le pedía los cafés) le trataba como si el pobre chico fuese una basura. En todo el rato que estuvimos ahí, no hicimos más que pasar vergüenza y sentirnos muy apenados por el pobre chico que, al final, terminó llorando de la rabia por la forma que tenían de tratarle. Con esto me refiero a que, por ejemplo, en una de las ocasiones la camarera le gritó una comanda al chico de varios cafés sin siquiera dejarlos anotados. El chico al ver esto, le dijo que si no los tiene apuntados y tiene más cosas que hacer, no se puede acordar de todo, a lo que ella le respondió con comentarios despectivos como “no vales para nada” y varias cosas humillantes. En resumen, es una pena que en un establecimiento que resulta acogedor y cuya comida está muy bien, tengan trabajando personas tan desagradables como estas. Yo también soy camarera y en la vida se me ocurriría ridiculizar, humillar y maltratar así a ninguno de mis compañeros y compañeras. Espero que el dueño tome medidas al respecto y que el chaval pruebe suerte en otra parte. Estoy segura de que le irá bien en cualquier otro sitio donde valoren su trabajo y le traten como se merece y no como una escoria. Vergonzoso es la palabra.