Gastrobar Bassoa, Malagueta — Restaurant in Málaga

Last night, I had the pleasure of dining at an exceptional Spanish restaurant that truly transported me to the heart of Spain. From the moment I stepped inside, I was greeted warmly by Perla and Juan, whose hospitality was nothing short of outstanding. Their attention to detail and genuine care for every guest turned the evening into an unforgettable experience.

The food? Simply terrific. Each dish was a masterpiece, bursting with authentic flavors and showcasing the finest of Spain. We had the steak tartare, pork bao bun, and salami tartare — all delicious!

Perla and Juan’s warmth and impeccable service elevated the entire experience. Their passion for hospitality is evident in every interaction, and they made us feel like cherished guests in their home. Congratulations to them for creating such a magical dining experience. I can’t...

Un restaurante que desprecia las preferencias y necesidades de sus clientes

Anoche tuve una de las experiencias más desagradables que he vivido en un restaurante. No fue por la calidad de la comida, ni por el servicio lento, sino por algo mucho más grave: la falta de respeto hacia los clientes y la total indiferencia hacia sus necesidades alimentarias.

Soy intolerante a la mayonesa y, por extensión, evito todas las salsas blancas como el alioli o la de yogur. No es un capricho, es una necesidad personal. Por eso, cuando pedí un kebab sin salsa, esperaba una simple respuesta: un “sí, por supuesto” o, en el peor de los casos, un “lo siento, pero no podemos modificarlo”. Lo que nunca imaginé fue lo que sucedió a continuación.

La cocinera, que además es la dueña del local, no solo desoyó mi petición, sino que decidió imponerme su criterio culinario con una actitud condescendiente e irrespetuosa. Sin que yo lo pidiera, me sirvió un plato de patatas con varias salsas y, con una mezcla de ironía y desafío, me instó a probarlas, como si mi rechazo fuera un simple capricho infantil.

Intenté explicar de nuevo mi situación, pero en lugar de comprensión recibí desprecio. Finalmente, con un gesto de autoridad, decidió que yo no tenía derecho a cenar allí. “A él no le voy a servir, pero vosotros pedid lo que queráis”, le dijo a mis acompañantes, como si estuviera echando a un cliente problemático y no a alguien que simplemente había hecho una petición legítima.

Me pregunto: ¿también obligarían a un celíaco a comer pan? ¿O a un alérgico a los frutos secos a probar un postre con nueces? ¿Desde cuándo un cliente tiene que justificar lo que come o deja de comer?

Más allá de la comida, lo que define un buen restaurante es su trato al cliente. Un lugar que no respeta las necesidades alimentarias de sus comensales y que, en cambio, los humilla públicamente, no merece ni mi dinero ni mi recomendación.

Si valoras la empatía, el respeto y la profesionalidad en la hostelería, te aconsejo buscar otro sitio...

Food and service was overall good, nothing superexciting. Ordered scrambled-egg (with iberico), chestnut prey and crab bao. They messed up the order of chestnut prey and got me pork cheek in traditional sauce instead, I took it and it was good, very well cooked. Srambled-egg with iberico was ok, but did not taste any of the foie gras. The crab-bun was not so good, crab tasted unfresh and bun felt very "doughy" (not ready). Friendly staff and service was fast. I believe they have great potential, but maybe their menu is to big to deliver consistent good quality, would cut it in half and focus on certain...