El restaurante es simplemente el mejor de Mérida ciudad. En resumen, trato espectacular, comida abundante y muy rica, si vas a Mérida es parada obligatoria. Veníamos recomendados al restaurante, aunque por las reseñas ya era muy bueno.. Reservamos para cenar (en la comida imposible) y pedimos vino blanco de la casa (verdejo), un vino muy bueno y de cosecha propia, muy recomendable (tanto, que nos llevamos 6 botellas). Cenamos dorado extremeño, si no sois de Extremadura, este plato es una mezcla de la prueba de la matanza, patatas paja, huevo revuelto (super rico), croquetas variadas, muy ricas había de cocido, jamón serrano y patatera (carne de la prueba de la matanza mezclada con patata), y, solomillo con torta del casar, de postre al decirnos lo que tenían, nos íbamos a quedar con la tarta de queso, pero mencionaron la tarta de serradura portuguesa y no nos terminaba de convencer pero el camarero nos retó a probarla.. Un grandísimo acierto!!!! Además nos regalaron un trozo de tarta de queso (salimos del restaurante rodando..). Tuvimos que repetir al día siguiente porque (además de ir a por el vino comprado) tanto el trato, como la comida era de 10. En la segunda cena repetimos las croquetas y pedimos tapas (las raciones son enormes) de migas extremeñas con huevo frito, muy ricas y ligeras, cazón en adobo (si eres de Andalucía o lo has probado allí, te va a resultar algo suave, pero estaba muy rico), y, carrilleras estofadas con patatas.. Sin palabras. Por supuestísimo.... Repetimos la tarta de serradura.