Restaurante Ayantar — Restaurant in Madrid

Ayantar is nothing short of a revelation—a sanctuary of culinary artistry nestled in the heart of Chamberí. From the very first bite to the lingering echo of dessert, every dish is a testament to meticulous craftsmanship and an unwavering commitment to quality.

We embarked on our journey with the gratinated zamburiña, its briny sweetness accentuated by a perfectly golden crust, balancing richness with an almost ethereal delicacy. The morels stuffed with foie gras were, quite simply, sublime—their earthy depth melting into the unctuous foie, creating a luxurious interplay of umami and silkiness that lingered long after each bite. The artichoke filled with velvety stuffing offered a delightful contrast of textures, a dish where simplicity gave way to profound complexity.

The callos de ternera were a masterclass in slow cooking—unctuous, gelatinous, and deeply flavorful, with a sauce so rich it could stand alone as a dish. The venison tenderloin was cooked to perfection, its lean, gamey essence elevated by precise seasoning and masterful execution. Equally impressive was the wild boar shank, its meat yielding effortlessly, infused with an intensity that only comes from expert braising.

Desserts were nothing short of exceptional. The chocolate soufflé was an airy indulgence, collapsing into a molten core of bittersweet ecstasy. The apple tart struck a flawless balance between caramelized crispness and delicate fruitiness, while the caramelized torrija was an absolute dream—silky, fragrant, and meltingly tender.

Our wine pairing of San Román was robust and structured, an ideal companion to the bold flavors of our meal. The surprise of the evening, however, was the Viuda de Angelos Ice Cider, a revelation in itself—intensely aromatic, lusciously sweet yet balanced, a perfect crescendo to an extraordinary meal.

What truly elevated our experience was the impeccable service. Ana, the maître d', guided us seamlessly through the menu, ensuring that every portion was precisely measured, leaving us neither overwhelmed nor wanting. Our server, Inés (I believe but not sure) was a paragon of hospitality—attentive, knowledgeable, and effortlessly intuitive, making the entire evening feel like an orchestrated symphony of flavors and hospitality.

Ayantar is a blessing of a restaurant—a rare gem where exceptional cuisine meets impeccable service. For those who seek a dining experience that transcends the ordinary, this is a destination that demands...

Un auténtico descubrimiento...un sitio precioso, con un ambiente muy cuidado y con un personal increíble gracias a Ana la experiencia fue completamente increíble!!!! En cuanto a la Comida de aperitivo humus con un crujiente que estaba buenísimo y el aceite potente y lleno de sabor ( se empieza a comer mojando) las verdinas con langostinos y chipirones deliciosas ( las pedimos para compartir y las pusieron en 4 platos diferentes!! Un detalle exquisito)con muchísimo sabor, los rollitos de langostinos buenísimos y la beurre blanc deliciosa y equilibrada, los perrechicos estaban brutales ( lástima que no tuvieran colmenillas rellenas) el bacalao al pilpil estaba brutal y la carne ( pedimos chuleta de lomo bajo) se podía partir sin cuchillo sin duda el trabajo en cocina denota amor y pasión. Sin duda uno de mis sitios favoritos de Madrid y con ganas de volver a probar los platos de caza y las colmenillas. Cabe también destacar la bodega repleto de vinos para todos los gustos hasta tienen rajadero!!! Solo decir muchísimas gracias por todo!!! Un verdadero placer Ana gracias por abrir las...

IMPRESCINDIBLE

Esa es la palabra con la que definiría este restaurante.

Mi experiencia no podría haber sido mejor y creo que hay que reflejar las cosas cuando la gente hace su trabajo con gusto, cariño y excelencia.

Fuimos a comer tres personas, nos adaptaron todas las raciones que pedimos. Nos recomendaron más de 6 fueras de carta y al pedir vino por copas comenté que quería un tinto con garnacha y me ofrecieron un vino excelente calidad-precio.

La comida fue tan increíble que no sabría con qué plato quedarme del primero al quinto. Salsas, fondos, texturas y puntos de cocción perfectos.

El ravioli de cigala , el rollito crujiente , los callos , las verdinas con chipirones o los boletus con huevo frito… ¡qué fantasía!

El servicio sonriente, atento, en definitiva: profesional.

Al poco de haber salido de allí ya estaba organizado un par de fechas para volver con amigos disfrutones a probar más platos y más vinos.

Posiblemente , mejor sitio de Madrid con relación calidad-precio-placer. Y son unos cuantos los que llevo a las espaldas.

¡Volveré una...