No suelo hacer reseñas de los sitios a los que voy. Soy un fanático de la gastronomía y en este caso tengo la necesidad de compartir esta experiencia con todo aque al que le guste comer bien y una cocina fusión hecha con mucho mimo. Tiene desde tendencias thai a experiencias de lo más castizas de Madrid como la tortilla de patatas, pasando por tacos al pastor y de cocinita pibil tremendos.
En este lugar hemos desayunado, hecho bruch, algunas reuniones con familia, amigos y clientes. Pero esta vez os cuento la última de nuestras experiencias en este restaurante.
Esta en un lugar con muchísimo aparcamiento. Lo cual lo hace muy accesible.
Su localización la hace premium si tienes niños porque puedes estar comiendo y mienzas ver jugar a tus peques en una plaza cerrada sin peligro a coches y demás, pero sin dejar de disfrutar de un tiempo en pareja o familia.
Probamos de entrantes unos nachos increíbles con queso fundido, crema agria, guacamole casero... Mmm al escribirlo. Me viene el sabor a la boca.
De principales comimos pad thai y curry rojo thai de langostinos con arroz de jazmín (ligeramente picante)
Tras mi viaje a thailandia me he vuelto muy exquisito con la comida thai y comentándolo con el dueño del local, lo felicitamos porque ha conseguido traer a Madrid el sabor thai pero con el toque picante que tolera os los occidentales, adaptándose muy bien al público que tiene.
El precio es muy asequible y diría y por debajo del precio medio de la zona. Un lugar para todos los bolsillos
La atención es excelente. Nos sentimos como en casa gracias a Lucas y a su equipo.
Espero que quien haya llegado hasta el final de mi reseña, que se que me enrollo demasiado, entienda lo agradecido que estoy de haber encontrado este sitio en Madrid y que solo quiero que los amantes de la buena comida vengan a conocerlo. Pero no muchos tampoco, porque sino, no habrá una mesa libre para mí.