El restaurante Meseguera, en la plaza Mayor de Trujillo, se ha convertido, bajo mi punto de vista, en uno de los rincones gastronómicos más interesantes de Trujillo. El comedor de la planta baja es muy acogedor, de forma alargada, con paredes de piedra y techo de ladrillo con un entramado de travesaños de madera que le dan un toque rústico a la par que agradable. Las mesas, de madera, amplias y vestidas con manteles blancos de tela y las sillas, de respaldo alto, vistosamente tapizadas y muy confortables. Vasos de vidrio labrado y copas de vino de estilizado tallo. Cubertería y vajillas de calidad, acordes al nivel del establecimiento. Buena acústica, temperatura agradable y plácida iluminación. Es un restaurante que fusiona magistralmente la cocina oriental con nuestra fantástica gastronomía regional, aunque, si en algo alcanzan la excelencia sin duda es en las carnes a la parrilla de carbón. En la carta, ibéricos y torta, carnes de cerdo ibérico, de ternera Angus y de cabrito lechal. En cuanto a pescados, rodaballo y calamar. Probamos la ensalada Meseguera para ir abriendo boca, preparando las papilas y nuestros sentidos. Deliciosa. Continuamos con unas croquetas de jamón ibérico sobre mayonesa de beicon. Su textura, deliciosa. Temperatura correcta del plato servido en mesa y sabor a "croqueta de verdad". Continuamos nuestra incursión gastronómica con unas exquisitas anchoas de Laredo y finalizamos con un suculento entrecot de ternera madurado de Raza Angus. De postre, tarta de queso de Torta del Casar y tatín de manzana, exquisitos ambos. La carta de vino es amplia; se puede escoger entre más de 90 referencias de varios países e incluye lo mejor de las bodegas de la comarca (Habla, Las Granadas y Ruiz Torres). El regusto que nos quedó después de visitar este restaurante fue fantástico y la sensación de que, cuando se cocina con el corazón, el resultado no puede ser otro más...
Read moreHemos ido 6 amigas a comer. 2 horas después de acabar, las cuatro que habíamos comido el mismo plato, un atún que iba poco cocinado, hemos comenzado a encontrarnos francamente mal. No es necesario entrar en detalles desagradables en una reseña pública, ¿no? Hemos llamado al restaurante para avisar de ello y reclamar solamente lo que nos ha costado un plato que evidentemente estaba en mal estado. A lo que se han negado, alegando que debemos presentar informe médico que relacione la causa. No se nos ocurriría mentir sobre algo así, señores, ni se nos ocurrirá volver aquí porque el buen trato hacia un cliente no es solo atenderle durante el servicio si no saber darle una respuesta cuando sucede algo que es RESPONSABILIDAD del restaurante.
Y contesto a la respuesta que me han dado desde el restaurante. No tengo ni idea si alguien más ha llamado, sé que nosotras lo hicimos y que aún estamos esperando a que la encargada nos devuelva la llamada. Quizás otras personas se sintieron mal pero no fueron capaces de verlo, porque no compartieron su experiencia. Pero si 4/6 personas comen un mismo plato y acto seguido tienen los mismos síntoma ¿por qué no se pusieron malas las otras dos, si según vosotros se debe a que estábamos de despedida de soltera?
Sin embargo por aquí tenéis tiempo para contestar. No solo eso, si no que os creéis con el derecho a poner en duda que alguna otra cosa nos sentó mal, puesto que estábamos de despedida de soltera, como si eso tuviera algo que ver con el hecho de que no sólo hayáis dado un producto en mal estado, si no que además en vez de asumir vuestro error culpáis al cliente y le tacháis de cosas que no son. Llegamos en PERFECTO estado y decir lo contrario es mentir y no asumir un error que hubiera tenido fácil...
Read moreTras mucho viajar, uno aprende que comer en plazas mayores no es, por lo general, la mejor de las ideas. Trampas para turistas suelen atestar estos concurridos parajes y Trujillo, como no, es una de las que sufren este parasitismo gastronómico. Pero ai amigo viajero, un grupo de jóvenes están al frente del que posiblemente sea la más ilusionante y fresca propuesta gastronomica del pueblo. Y sí, están en plena plaza mayor. Empecemos: De beber, pedimos una cerveza y una copa de ribera: Alhambra 1080 en su punto de frescor y copa de Matarromera. Inmejorable comienzo. Tras un entrante, llega el carpaccio de presa con foie y esferificaciones de manzana. Buenísima balanza de contrastes entre el sabor ibérico, el ácido de la manzana y la cremosidad del foie. De primero, unas croquetas de jamón. Simplemente, de las mejores que hemos probado en mucho tiempo; nos han recordado porque solemos pedir este plato aunque nos suelan desilusionar. Lo continuó unas migas extremeñas con todos sus avíos. Perfectas: ligeras, nada grasientas ni aceitosas. El chorizo y los torreznos (ai que torreznos...) buenísimos. Para rematar la faena, tarta de queso de torta del casar; al horno, bien aireada, nada apelmazada, con la cantidad justa de torta para que te de ese toque final en la lengua sin llegar a volverse empalagosa ni amarga. Obra del mejor de los alquimistas culinarios. En definitiva, una experiencia inmejorable. Grandes profesionales, mención especial al metre, que en todo momento nos aconsejó para pedir lo suficiente como para no terminar llenos en exceso y poder llegar así a los postres. No lo dejéis pasar. Es un gustazo dejaros...
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