Cuando era pequeña, de vez en cuando iba con mi madre a merendar, cuando ella tenía que hacer recados por el centro de Zaragoza. Era un momento especial, hacía frío, aire, yo era pequeña y estaba cansada después del colegio, pero esperar los 10-15 minutos que teníamos que esperar para tener nuestro bocadillo de calamares del Calamar Bravo siempre era un buen incentivo para acompañar a mi madre de buen grado. Esos bocadillos los recuerdo perfectamente después de 45 años: Recién hechos, crujientes, calientes...buenísimo!!
Este fin de semana, después de muchos años viviendo fuera, he vuelto a Zaragoza con mi hija y, qué mejor propuesta de merienda que la que mi madre me hacía a mí... "¿Te apetece que nos comamos el bocata de calamares más bueno del mundo?"... Veo que el local en el que antes estaba el Calamar está cerrado y sin pensármelo mucho busco en Google la nueva localización y vamos, está a cinco minutos de la antigua.
Qué desilusión, qué pena de lugar... Empiezo diciendo que el camarero fue amable. El ambiente pésimo, con la tele encendida a volumen alto y los 6-7 camareros que había estaban todos parados mirando la tele (luego entendí que quizá lo hacían porque no tenían mucho más que hacer). Nos sentamos, pedimos un bocata y una ración de calamares y le digo a mi hija que voy al baño a lavarme las manos. Cuando vuelvo los platos están ya en la mesa (Qué raro, me digo yo, ¿cómo habrán podido hacerlo tan rápido, no han tenido tiempo de freir nada...). La ración de calamares era tibia y en los bordes fría, los calamares parecían hervidos en vez de fritos, no sé en qué los habían rebozado, pero podría ser como solo pasados un poco por harina y si los habían puesto en una freidora en algún momento del día (ciertamente no en ese momento, sino mucho antes de nuestra llegada) el aceite debía estar congelado. Hechos desde hace tiempo y calentados en el microondas... El bocadillo estaba en las mismas condiciones... Frío, calamares blandurrios y para nada crujientes, pan blando (pero de ese blando que da un poco de cosa)... 7,5 euros por un bocadillo así, qué verguenza, qué pena más grande que uno de los bares más emblemáticos de Zaragoza se haya convertido en un lugar tan triste y con un plato típico tan mal hecho.
Qué pena me da que uno de mis buenos recuerdos de la infancia junto a mi madre me lo hayan destrozado de esta manera sin dejarme compartirlo con mi hija ahora, creando en ella el mismo tipo de recuerdo...
Read moreNo suelo poner reseñas porque soy partidaria de que cuando un sitio te decepciona simplemente pagas, y no vuelves más, pero lo de anoche me parece inaceptable.
Fui con mi familia y mi novio, no somos clientes de todas las semanas pero hemos acudido en varias ocasiones.
Ayer fuimos a la hora de cenar, si bien es cierto que entiendo de primera mano que atender a clientes a última hora puede ser molesto, porque ya estás con ganas de ir a casa, no me parece razón para estar con una mala actitud de cara al público, y no me refiero a que estén saltando de la alegría, ni que me estén haciendo la ola, al final lo que espero de una atención es que sea correcta y ya está, sin embargo ya desde que entré sentí que me estaban echando (con su actitud, su mala cara y malas formas), además de la cantidad de empleados quietos mirando a la televisión, con bastante pocas ganas de trabajar.
Dejando de lado la atención, no voy a asegurar que la salsa del bocadillo estrella de la casa estaba viejo, porque no soy el/la cocinero/a , pero me queda claro que algo no estaba bien, había una cantidad absurda de salsa, que rebosaba, casi parecía que la quisieran terminar, tenía un sabor muy fuerte, en comparación con otras veces que estaba muy equilibrada y sabrosa, sabía solamente ajo y muy pesada.
Hoy (día siguiente del consumo), hemos estado todos malos, se ha librado mi padre que tenía pocas ganas de cenar y no tuvo la oportunidad que que le sentase mal.
En conclusión, una vergüenza, tanto la atención como la comida. La verdad que como dueños de un restaurante entendemos que todos podemos tener fallos, pero servir un producto que no estaba bien para consumirlo es inaceptable, y yo a nivel personal entiendo que no puedes estar sonriendo a todas horas y alegre, porque somos humanos y no vas a hacerle la gracia a los clientes, sino a servir con una actitud correcta, pero honestamente la experiencia de anoche no hay por donde cogerla.
Lo del pago exclusivo en efectivo otro tema aparte pero respetable supongo…
Nuestra consumición me queda claro que no saca de pobre a nadie, pero no volveremos, no sé si el dueño está al tanto de esta situación, pero ojalá mejoren, cuando el producto es correcto es un sitio que está muy bien, el precio...
Read moreCreo que cuando tenía 17-18 años, cuando no había tanto restaurante de comida rápida tenía su encanto, pedir en barra, coger una lata en la máquina de la calle y comer en la calle un bocadillo diferente a lo que te comías en cualquier lado. Pero ahora, unos años más mayor solo queda nostalgia.... El pan de bastante poca calidad, los calamares justitos, y la salsa, que se empeñan en insistir que no es mayonesa junto con la obstinación y cabezonería (digna de un buen aragoneses) de no cobrar con tarjeta lo deberían haber dejado con dos estrellas. Pero como queda nostalgia, le pongo la tercera (y si fuese el local antiguo a saber) las patatas están bastante bien, dicho sea de paso. El local está bien cuidado, limpio y el personal es amable (aunque tienen grabado a fuego, no es mayonesa) (igual yo tengo grabado a fuego llamarlo mayonesa para que me digan contestando que no es mayonesa) El que tengan mesas, aunque no con el concepto de sentate, es un Punto a favor, pero vamos, que para mí se quedará en la nostalgia de mi juventud. Aunque con el precio de otros fast food compiten, deberían darle una vuelta al concepto y empezar a cobrar con tarjeta antes que los nostálgicos dejen de venir, por qué ahora mismo, la edad media de los que estamos es de 45 años y este es un tipo de restaurante que debería estar...
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