La playa Mar de Fora es un verdadero paraíso. El entorno está muy cuidado y las pasarelas son bonitas, perfectamente integradas en el ambiente. La playa ofrece una vista espectacular de la puesta de sol, lo que la convierte en un lugar mágico para disfrutar del final del día.

Con su arena fina y abierta al mar, esta playa es ideal para los amantes del sol y el mar, aunque quizás no sea la más adecuada para ir con niños pequeños debido a las olas y la extensión del agua.

Desde la playa, puedes continuar por una serie de senderos que atraviesan un hermoso bosque autóctono hasta llegar al faro de Finisterre. Es un camino sencillo, con un recorrido total de aproximadamente 5 kilómetros. Hay diferentes pistas con variados grados de dificultad y algunas cuestas bastante pronunciadas. Aunque no es un sendero circular, puedes volver por la carretera que lleva al pueblo de Finisterre si prefieres.

El único inconveniente del entorno es la presencia de numerosas furgonetas, muchas de ellas ocupadas por personas incívicas y maleducadas que aparcan donde les da la gana, sin respetar el entorno. Me encontré incluso con la pista que lleva a la playa ocupada por una furgoneta, lo que puede ser complicado si llevas equipo de playa o niños (que no era mi caso).

Se trata de una playa de ensueño para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad, y aunque hay varios surfistas intentando coger alguna ola, no es un lugar adecuado para el surf. Recomiendo visitarla y explorar sus senderos, especialmente al atardecer.