Es el rincón con más encanto de Pamplona. Relativamente escondido, puesto que se encuentra por detrás de la catedral y de la Placeta de San José, junto al sector de las murallas correspondiente al Baluarte del Redín.
De hecho, este punto es el más alto de todo el Casco Antiguo de la ciudad, y muy probablemente la ubicación original del poblado vascón que terminaría convirtiéndose en la Pompaelo romana y más tarde en Pamplona. Al fin y al cabo, cualquier castro prerromano que estuviera localizado aquí tenía tres de sus cuatro frentes protegidos o bien por el río o bien por el desnivel que baja hasta el Arga.
El Rincón del Caballo Blanco es una amplia explanada que se extiende hacia los miradores que hay sobre el Baluarte del Redín, y que incluye varias zonas ajardinadas y edificios como el Mesón del Caballo Blanco (edificado en los años 60 sobre los restos del antiguo cuerpo de guardia del baluarte) o la antigua Caseta de los Cordeleros (que en su origen no era sino el polvorín de este mismo baluarte).
La zona adquiere muchísima vida a partir del mes de mayo, cuando la terraza del mesón comienza a ser más utilizable y se celebran actuaciones en vivo, o cuando los chavales locales sencillamente optan por comprar unas cervezas y sentarse a beber en el césped, disfrutando de las vistas y del ambiente que hay aquí.
Si alguno se pregunta por el origen del nombre, al parecer procede de una antigua posada que existió en época bajomedieval en la Calle Mayor de Pamplona, y que llevaba el nombre de...
Read moreEste rincón lo visitamos por casualidad, estábamos recorriendo la Ronda del Obispo Barbazán, llegando a este lugar. Esta explanada nos ofrece la posibilidad por una parte contemplar las vistas magnificas desde las murallas, así como edificios singulares como la antigua Caseta de los Cordeleros o el Mesón del Caballo Blanco (edificado en los años 60 sobre los restos del antiguo cuerpo de guardia del baluarte. Un acierto el haber elegido visitar el sector de murallas y llegar hasta...
Read moreChe dire, una birra e niente piu. Nessun cibo, nessun servizio al tavolo. Un cameriere inquitante che guarda in giro tra tavoli di famiglie come se fosse a fare il buttafuori del peggior locale di Pamplona, senza dare alcuna indicazione appena percepisce di avere a che fare con turisti (magari sarebbe giusto ricordardargli che Pamplona è una città turistica). Bella la vista, ma sinceramente poco interessante...
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