Pasear por las calles empedradas de San Telmo, rodeado de antiguos edificios es como perderse en el tiempo. Allí en mi paseo, casi llegando al final del barrio y muy cerca de Puerto Madero, caminando por donde aún quedan las vías por dónde el tranvía solía pasar me encontré sobre la intersección entre Estados Unidos y Balcarce con una pintoresca esquina: el Café Rivas. Desde fuera, una hermosa Santa Rita con sus flores rojas crece por uno de sus muros laterales de la construcción de dos pisos, y un reloj enorme marca la hora. La puerta de madera sobre la esquina llama a entrar; una vez dentro estoy en la Buenos Aires del 1900. Su decoración me recuerda a los antiguos cafés parisinos. Su elección de color verde agua y la madera lustrada, la luminaria que cuelga desde el techo. Una luz tenue y agradable. Una atmósfera íntima. Desde donde me senté en una cómoda banca pude ver la barra y una ventana abierta dejaba espiar la cocina. Emanaban vapores de las ollas y los cocineros trabajando con una agilidad y organización casi hipnótica Un bartender preparaba tragos a un grupo de oficinistas que acababan de entrar al local... En lo que esperamos a ser atendidos, sigo explorando con la vista el lugar: un bajo decora una de las paredes y se ve en un balcón un piano; me viene a la mente noches de jazz El mozo nos atiende. Nos da una carta sencilla de dos páginas para merendar algo. Estaba casi tentado de ordenar "un café au lait, s'il vous plaît"... Y en poco tiempo nos trajeron dos cafés con leche tan bien cremados, y a la temperatura correcta que fue una grata sorpresa. Sinceramente creí que recibiría el típico café quemado y con espuma de los tradicionales cafés de Buenos Aires, que eran preparados por el mozo, o el bacheo o algún cocinero. Se podía degustar las notas ácidas del grano del café recién molido. Pará acompañar, un carrot cake: la canela, la zanahoria, la esponjosidad del pastel. El primer mordisco solo fue el preludio, el anuncio del final: terminar de comerse hasta las últimas migas que quedaban sobre el plato con la ayuda de una cuchara y el tenedor. Honestamente, el mejor que he probado hasta ahora.
Se acercaba la hora de irse, pero no quería salir de esa pequeña burbuja del tiempo. El ambiente invitaba a cenar alguno del platillos que los cocineros estaban preparando...Pero como todo lo bueno, se disfruta más si no se hace todo de una vez, sino por partes. Quedo con la intriga de experimentar de ir a cenar con un show de jazz en vivo.
Puedo decir que quedé muy conforme con la merienda y con el precio. La amabilidad del lugar con el que uno es atendido, completan la experiencia y la satisfacción...
Read moreVisited Cafe Rivas earlier today for lunch and can highly recommend it for entertainment rather than culinary reasons:
Lovers of Fawlty Towers will not only recognize the Basil Fawlty character in the proprietor, but also the evil twin brother of Manuel, and haughty condescending Doppelgänger of Polly among staff members.
They energetically tried, but failed in ruining the Malbec, which is a credit to the Argentine wine, and I cannot accuse the place of serving me frozen pizza, the quality of which would have been far superior to what appeared on my table.
The price is higher than comparable places, but worth every Peso for unforgettable entertainment. Thank you Cafe Rivas, I will...
Read moreWarm and welcoming bar and restaurant with English speaking staff.
Our first visit was just for drinks (they have a menu of classic cocktails as well as more usual tipples).
The next night we went for dinner.
The entees were the perfect quantity for a lighter meal and were delicious. The ceviche was perfect and the octopus equally well handled.
The homemade sour dough bread was sensational.
For dessert we shared the ice cream sandwich, which was...
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