I would skip going to this place.
Just visiting and have visited multiple lunch places in Palermo. I would advise you to never set foot in this place. First off it was empty - that should have been an indication that it was not a good place.
They laid tap water and bread on the table (something I didn’t ask for). I felt that this was typical service in the area - we have never been charged for this or if we did we were informed ahead of time.
Tried to order the menu del dia and they were out of my first 2 options. So I ordered Kefta and dolmades. My partner got the pastisio.
When food came, the pastisio was actually cold. I’ve never had this but I would assume you’d want this hot (generally don’t complain so sucked it up and ate it). Kefta came - was just warm. My partner and I were confused as we were wondering how 4 pieces of kefta would warrant 1600 Argentinian peso and relooked at the menu. Then, I verified that the dolmades were supposed to also come and even had to ask about the number of “units” on the menu as they brought only 4 pieces. They “corrected” it by bringing the dolmades. Dolmades was ice cold and didn’t come with tatziki. Server said dolmades are generally serve cold but they could “warm” it up and also brought me tatziki which I asked for.
Got our desert.
Asked for the bill - icing on the cake, they said that they won’t charge us for the bread or water. BUT, charged 400 Argentinian peso for the tatziki (a very small sauce). The menu of the day price is 1600. Please do the math on that.
Horrible experience. You guys need to really improve. That is a really embarrassing representation of Greek food and Palermo...
Read moreCharming aesthetics, but the experience didn’t quite deliver
I visited this Greek-inspired spot on a sunny Sunday around midday, without a reservation. While I appreciated the vintage charm of the setting, I was surprised to find that it wasn’t fully pet-friendly — I was only allowed to sit outside with my dog, which felt limiting given today’s standards. It was a normal Sunday on the 18/5.
The overall vibe was pleasant, but I expected more from the dining experience. Several dishes listed on the menu were unavailable, and the service lacked personalized attention. I wasn’t offered much guidance on dish contents or recommendations, which left the experience feeling somewhat impersonal.
The food itself was fine — nothing particularly wrong, but also nothing memorable. In my view, it felt overrated, especially considering the potential the place has but isn’t quite reaching at the moment.
While I always try to highlight the good, this visit didn’t live up to expectations. I wouldn’t personally recommend it based on my experience. That said, I’m always open to giving places a second chance — if the team ever wants to offer a different experience (even better if it’s on the house!),...
Read moreNo suelo hacer posteos, pero esta vez lo merece. Ayer fuimos por primera vez a Kefi, sin conocer otras opiniones. El restaurant es vistoso, está bien ambientado (tal vez, exageradamente, pero se entiende) y realmente llama la atención para conocerlo. De hecho, en la puerta, una chica te invita amablemente a entrar. Pero apenas ingresamos, quien nos recibió fue bastante hosca, pese a que apenas había un par de mesas ocupadas. Luego nos sentamos y los mozos sí fueron muy cordiales. La verdad es que no tardaron en servirnos lo que pedimos; pero la comida deja muchísimo que desear. Más allá de que —por lo que he leído ahora— los dueños o el chef sean griegos, la comida no tenía nada que ver con la cocina griega considerando los ingredientes, sabores, texturas, preparación, de lo que sirvieron. De entrada, nos trajeron unos pedacitos de pan y una pasta amarronada que no supe qué era, hasta después. Para empezar, pedimos un mezédes chico (entrada de cinco platitos). Más allá de que eran dips ínfimos (era esperable), nada era lo que tenía que ser. El “Hummus” era un densa pasta marrón oscuro, más parecida a un paté, que a un puré de garbanzos; y, obviamente, no tenía tahini de sésamo (lo cual era imaginable), pero tampoco algo de pasta de maní (sustituto básico para suplir lo otro), ni limón, ni aceite. Recién ahí entendí que la pasta del inicio era esto mismo. Por supuesto, esos dips “duplicados” quedaron ahí apenas probados. Ni pidiendo un gajo de limón logré que tenga sabor a algo. El “Tirokafteri” era otra pasta densa, en este caso amarillenta, suuuuper picante (una cosa es que sea picante, y otra cosa que sea imposible de comer por el picor), y muy salada, con más gusto a una ricota mezclada con queso azul que a queso feta (tampoco esperaba queso feta real, pero tampoco eso). El dip quedó ahí apenas probado. El “Tzatziki” no pasaba de un yoghurt entero de supermercado, sin la acidez equilibrada que debe tener, con algo de ajo y pedacitos de pepino, que estaban amargos. Otro dip que quedó en la mesa casi sin tocar. Las “Aceitunas maceradas” estaban ok, desde ya tenían carozos, pero eran muy pequeñitas (lo cual digamos que es entendible). El “Piperiés” sí estaba bien, pero es que tampoco hay mucho margen de error tratándose de morrones pimientos al escabeche, con pedacitos triturados de "pistacho" (o algún otro fruto seco sustituto). Después pedimos dos platos calientes: ambos vinieron aceptablemente presentados, pero su gusto fue para el olvido. La “Mousakka” no era más que una cazuelita gratinada de carne picada muy poco sazonada, con apenas unos trozos de berenjenas escondidos, y todo rebalsado con un exceso de salsa blanca. Salvando las distancias, el gusto de esa mousakka estaba más cerca de un pastel de papa, que de una lassagna de berenjenas. El “Gyros” traía pedacitos de carne insípida y fría, con pedacitos de cebolla morada y un par de papas fritas adentro para hacer bulto; con otras papas fritas acompañando, y el mismo “Tzatziki”, que también quedó sin tocar como el anterior. Tras ello, pedimos la cuenta (el precio es esperable…. si la comida fuera lo esperable por ese precio). El mozo, amablemente, nos preguntó si nos gustó: la respuesta, incómoda, fue que “no, pero será cuestión de gustos” y tras escuchar los detalles, se retiró sin más. Luego vino a cobrar la misma persona que nos recibió al entrar, y nos despidió con algún desdén, como si estuviera demasiado ocupada. En fin, tal vez valga la experiencia de la ambientación, pero la comida no lo vale...
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