MEDIOCRE
Mi experiencia y la de mis amigos en la cafetería Sasha Pasteles (Recoleta, Buenos Aires) fue bastante decepcionante. Aunque había escuchado buenas cosas sobre el lugar, nuestra visita no estuvo a la altura.
Del personal no tengo mucho que decir, teniendo en cuenta que el local suele estar desbordado, fueron amables. Antes de acceder al local le pregunté al dueño (Hugo Dessal) qué chocolate utilizaban y respondió como pudo, eso se notó.
Respondió que solía ser belga, pero que usaban otro de argentina que quedaba bien en sus tortas. Es decir, no querer revelar la marca ni la procedencia del cacao genera desconfianza.
Argentina no produce cacao, se importa como el café. Yo soy un amante del chocolate de calidad y lo disfruto desde hace 40 años por el mundo y no consumo cualquiera (menos en Argentina, donde predominan los de mala calidad).
Lo más inesperado sucedió al final de la experiencia y te lo contaré.
A llegar a la mesa (éramos 3 personas) nos encontramos con que estaba sucia, nos sentamos y al rato la limpiaron. Esto no sería nada grabe si todo lo demás hubiera sido excelente.
De momento, recibí una respuesta dudosa antes de acceder al local y nos sentamos en una mesa sucia, evidentemente esto afectó negativamente el inicio de nuestra experiencia.
Aún en un país en constante crisis, con una devaluación galopante, pedimos varias cosas para comer allí y otras para llevar (4 porciones de tartas/ tortas, 4 croissants de almendras, 2 pastelitos y 3 cafés).
La calidad de los productos que utilizan no estuvo a la altura de nuestras expectativas.
Todo carecía de calidad, la masa partida o pasta brisa tenía poca manteca (la mantequilla en Argentina está malísima, solo se salva una industrial, Vacalin; deberían hacerla casera con leche de campo), la porción de pistacho y chocolate blanco tenía exceso de gelatina y la masa de los pastelitos de membrillo era solida en lugar de ser hojaldrada. Los cafés estaban tibios y sin el aroma característico que esperabamos.
No terminamos los platos, resultaron poco apetecibles.
También en Sasha Pasteles demuestran no conocer la cultura del café, no trajeron el típico vaso pequeño de agua ni lo ofrecieron. Lo pedimos al final y lo trajeron después de un rato (sin disculparse). En Buenos Aires lo tradicional europeo se reinterpreta con lo que hay y poco que saben, es decir, no sirven agua con gas sino simplemente agua (que no sabemos de dónde la sacan, al ser con gas uno sabe que no es del grifo, cuando la bebes sí te das cuenta, porque la de Buenos Aires a mí no me sabe bien).
Hubo más puntos negativos. Cuando llegó la cuenta habían puesto un croissant con almendras de más (1.190$). Evidentemente lo corrigieron (tampoco se disculparon por el error). Que todo sea dicho, dicho croissant se deja comer pero, superior es el que hace el pastelero Osvaldo Gross para Dos Escudos o el de La Casa de Gretha (ambos están en el mismo barrio).
El ingrediente intolerable para cualquier persona de bien y buen paladar que se precie lo puso el mismo que nos recibió, el propietario. Ocurrió cuando no llevábamos allí consumiendo ni tan siquiera una hora.
Él se acercó a nuestra mesa, interrumpió nuestra conversación y lo hizo sin pedir disculpas (ni antes ni después) y lo hizo para preguntarnos: ¿ustedes ya terminaron?
Así de crudo como lo lees, inaudito e intolerable. Jamás nos habían echado y eso fue lo que hizo.
A esto se le llama equivocarse, cometer un error, de esos que no se pueden subsanar.
No respetar al cliente (ser maleducado con el), encima con unos que pagaron (lamentablemente) 16.120 $, no se puede dejar pasar por alto.
Desde ya, nada de lo que aquí comparto habla bien de Sasha Pasteles.
Por todo ello, Sasha Pasteles resultó ser solo para paladares no cultivados ni exigentes (los que no pueden diferenciar aún una buena pastelería de una mediocre).
En general, nuestra experiencia en Sasha Pasteles fue decepcionante en términos generales.
Por tanto, no podemos recomendar este lugar y no tenemos planes de regresar...
Read moreFui con la expectativa muy alta, a pesar de los malos comentarios y la calificación en Google Maps, quise observar y vivir en carne propia la experiencia y entender porque en Instagram tienen tanta movida. Cuando llegamos esperamos alrededor de 5 minutos, cuando se libero una mesa ingresamos al local. Una vez adentro, notamos que afuera ya había una fila larga, por suerte llegamos en el momento justo y no tuvimos q pasar frío en la vereda. La atención del chico y de la mesera fue buena, nada de otro mundo. Lo que si notamos, era la mala onda entre la cajera y las meseras, realmente esas cosas se ven y como clientes se siente un poco incómodo. Las mesas son chiquitas, apenas entra las bebidas y los postres, algo que detesto porque me gusta el espacio y sentarme cómodamente. El lugar es muy chiquito para la cantidad de mesas que tiene, entiendo que como comercio tienen que aprovechar cada cm, pero estás tan pegadita a tu vecino que escuchas toda la conversación que tienen y viceversa. Caminar entre mesas, misión imposible. No podíamos decidirnos que pedir, las tortas en la vitrina no tienen nombre por lo que era escanear el QR, leer la descripción de la torta y buscar y adivinar a qué torta correspondía, algo que te hace perder tiempo y que no tiene sentido. Consejo, colocar en la carta una foto clara y real de la torta o poner cartelitos en vitrina de lo q es cada cosa. Finalmente pedimos una porción de torta Franui y una una porción de banana Split acompañado con té (fue lo más rico que probé). Por donde empezar, la masa de la Franui estaba secota y dura, cuando la corte salió disparada fuera del plato, feo. El relleno se notaba q ya tenía días también estaba duro, costaba cortar. La tarta de banana Split se sentía un poco más fresca, aunque me decepcionó porque a mí gusto, el sabor y la presencia de banana apenas se sentía. La decoración dejo mucho q desear, tiene una capa de ganache de chocolate q estuvo ok, pero las nuez mariposa estaban negras y rancias, un asco tremendo, se notaba a simple vista, no entiendo cómo tuvieron el tupé de colocarlo y servirlo, nah nah nah, cero control de calidad. Las porciones son grandes, no se discuten pero el precio es alto, por la calidad, el servicio y el ambiente no volvería a pagar lo que cuesta. Primera y...
Read moreAyer con un amigo andabamos cerca del local y aprovechamos para pasar a conocer la pastelería. Cuando llegamos por suerte no tuvimos que hacer fila (supongo que por el horario, alrededor de las 15 hs, y por ser día de semana), nos sentamos y nos trajeron la carta. Los precios un poco elevados pero fuimos muy ilusionados para probar a ver si valía la pena. Mientras esperabamos que nos tomen el pedido aprovechamos para ir al baño, donde notamos que está dentro del depósito donde se encuentran los potes de dulce de leche y demas materia prima. Además de eso, en el baño de hombres había muy poca iluminación, estaba sucio, había olor y el inodoro no tenía tapa. Decidimos ser un poco comprensivos por la cantidad de gente que reciben todo el tiempo. Sin embargo, mientras todavía esperábamos, empezaron a arreglar la puerta de adelante con una amoladora, siendo que había gente comiendo muy cerca, incluyéndonos. Esto ya me pareció demasiado, podrían hacerlo en un horario en el que no haya tanta gente, es decir, antes de abrir o antes de cerrar. Pero eso no fue todo, lo peor fue que del ruido que hicieron con la máquina salió UNA RATA de abajo de una de las heladeras mostrador y subió a la vidriera. Fue todo tan excesivo que los chicos que se encontraban comiendo atrás de la rata no pudieron terminar su merienda y se fueron. A pesar de todo y con la esperanza de degustar las tortas decidimos quedarnos. Pedimos dos tazas de café y dos porciones de torta. El café con leche estaba frío y el café negro no era la gran cosa. Las porciones de torta sí eran abundantes y bastante buenas. Para poder terminarlas volvimos a pedir otras dos tazas de café y destacamos que la moza fue amable al pedir que lo preparen un poco más fuerte. Sin embargo, seguíamos descontentos con el sabor del café. Por otro lado, esto vino acompañado de dos vasitos de agua, pero cuando los probamos decidimos dejar de tomarlo porque era muy desagradable el sabor y muy notorio que era AGUA DE CANILLA. Fuimos muy ilusionados pero lamentablemente tuvimos una muy mala experiencia. Lo único que podemos destacar son las tortas, pero para los precios que manejan deberían mejorar la limpieza y...
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