Gran decepción. Para empezar estuvimos más de 40 minutos esperando la comida (siendo la única mesa del restaurante). Durante toda la espera no podíamos ni hablar del ruido del motor del molino de maíz. Al llegar preguntamos por el ruido y nos dijeron que ya iban a acabar, y sin embargo pasaron más de 35 minutos y seguían moliendo.(insoportable) La picada: El plátano gratinado, los chicharrones, morcilla y envuelto de mazorca, muy ricos. Pero las yucas, estaban literalmente tostadas y empapadas en aceite (no nos las comimos) El Tomahawk: he aquí la peor decepción (por no decir otra cosa). El tamaño, un poco más pequeño que el de la foto (hasta aquí, normal, ya sabemos como es la publicidad). Lo pedimos término 1/2 - 3/4, y estaba demasiado hecho. El color rojo/rosado brillaba por su ausencia. Y al intentar cortarlo y comerlo, estaba DURÍSIMO. Hemos dejado la mitad y terminamos con dolor de mandíbula. En cuanto al puré de alverja, mala textura (he trabajado este tipo de purés y se puede hacer mucho mejor) y damasiado picante (predominaba el sabor a pimienta). Resumen: el plato estrella, de $70.000, estaba incomible. Al hacer el comentario, fueron amables y nos ofrecieron bebidas calientes de cortesía (2 aguas aromáticas), pero en un restaurante serio, cuando un cliente devuelve un plato por un claro problema de calidad, o se reemplaza o no se cobra.

Espero haya sido sólo mala suerte, pero está claro que mi experiencia fue bastante regular.