Era un día perfecto. Mi colega polaco y yo nos reencontramos después de años sin vernos desde el instituto, listos para un buen paseo por Collserola y un épico ascenso al Tibidabo. Horas andando, conversando, disfrutando de las vistas... pero al bajar a Barcelona, el hambre nos golpeó como un tren de mercancías. Abrimos Google Maps en busca de un buen kebab, y ahí estaba: Pim Pam Kebab. Oh, qué inocentes éramos…
Desde que cruzamos la puerta, algo estaba mal. El olor del local era indescriptible, como si alguien hubiera decidido marinar el suelo con sudor y desesperación. Los dependientes nos miraban con cara de "¿qué hacéis aquí?", y yo ya empezaba a preguntarme si habíamos cometido un error. Pero teníamos hambre, mucha hambre, y la esperanza es lo último que se pierde... ¿o eso dicen?
El espectáculo empezó con la preparación de los kebabs. Uno de los empleados, y no estoy exagerando, se sacó un moco en nuestras narices y luego, como si nada, siguió preparando la comida sin lavarse las manos. En ese momento debimos haber salido corriendo, pero no, el hambre nos cegó.
Cuando finalmente nos dieron los kebabs, supe que habíamos firmado nuestra sentencia.
El pan estaba frío, casi congelado. Dentro, lechuga marchita, solitaria y triste, como si la hubieran sacado de una ensalada olvidada en un rincón. Y la salsa… por Dios, la salsa. No quiero ni describirla, pero te aseguro que no parecía algo que debería estar en un plato de comida. El primer mordisco fue un golpe directo al alma. No tenía sabor, solo un cóctel de texturas desagradables y mal olor. Pero el hambre nos obligó a seguir comiendo. Mi amigo polaco, un tipo duro que ha sobrevivido inviernos en Varsovia, no pudo más y empezó a vomitar como si estuviera en pleno festival del horror. Yo, por mi parte, luchaba por no unirme al concierto.
Aún no sé cómo salimos de allí con vida, pero te juro que jamás en mi vida volveré a mirar un kebab sin sentir escalofríos.
Conclusión: Pim Pam Kebab no es un restaurante, es una trampa mortal. Si valoras tu salud, tu dignidad y tu estómago, NO te acerques. Pim Pam… ¡y directo...
Read moreComo respuesta a los que difaman que se puede sufrir indigestión o dolores adversos en el estomago tras degustar alguna exquisitez de este establecimiento , quiero que coja conciencia de que es una buena señal a la hora de comer en restaurantes de este tipo. Cuanto mas tiempo tiene la carne del kebab, de mas calidad es, igual que con los quesos, que se crean cultivos de moho y son una delicia, la carne de kebab funciona igual. Quizas no es para estomagos sensibles ¡Pero es una buena oportunidad para reforzarlos! Ademas si el kebab viene manchado de tinta de rotulador ya es una explosión de...
Read moreUno de los mejores kebabs de la zona , lo rellenan mucho y los productos de buena calidad, muy buenos precios y personal muy atento / simpático. Mi experiencia fue muy grata y volveré sin dudarlo. Era media tarde y no había comido ,los locales de la zona no hacían comida y ellos tenían la luz apagada seguramente porque aún no había servicio, les pregunté si me podían hacer un kebab y no dudaron ni un segundo, encendieron la maquina y me lo prepararon. Da gusto encontrar gente que tiene pasión...
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