Buga Ramen — Restaurant in Fuengirola

Un rincón japonés en Fuengirola que lo tiene todo

Buga Ramen es mucho más que un restaurante de ramen en Fuengirola; es una experiencia gastronómica y visual que transporta a Japón desde el primer momento en que entras. Nada más cruzar la puerta, te recibe una decoración espectacular inspirada en el manga y el anime, con ilustraciones y figuras de personajes icónicos de Pokémon, One Piece y Naruto. Para los más pequeños (y los no tan pequeños), tienen trajes de personajes famosos que se pueden probar para hacerse fotos dentro del restaurante, lo que añade un toque de diversión y originalidad a la visita.

El local es amplio y cómodo, algo que se agradece cuando se trata de disfrutar de una comida relajada. El servicio es impecable: el personal es amable, atento y siempre dispuesto a recomendarte lo mejor según tus gustos. Se nota el cariño con el que trabajan, y eso hace que la experiencia sea aún mejor.

En cuanto a la comida, cada plato está preparado con ingredientes frescos y una elaboración cuidada al detalle. Las raciones de ramen son generosas y sabrosas, con un caldo lleno de profundidad y umami, fideos con la textura perfecta y toppings que lo complementan a la perfección. Los langostinos son una auténtica delicia, al igual que las gyozas, que llegan bien doradas y jugosas por dentro. También destacan los postres, que son el broche final perfecto para una comida redonda.

Para acompañar, Buga Ramen ofrece una excelente selección de bebidas japonesas, desde cervezas típicas como Asahi y Sapporo hasta refrescos originales de Japón, ideales para quienes quieran probar algo diferente.

En definitiva, Buga Ramen es un sitio que lo tiene todo: buena comida, excelente servicio, un ambiente espacioso y una decoración que hace que cualquier amante del anime y la cultura japonesa se sienta en casa. Y todo a precios más que razonables. Un lugar al que definitivamente...

Comimos en este lugar con el fin de probar algo nuevo en Fuengirola y la experiencia quizá pudo ser mejor. El sitio es bastante amplio, cuenta con varios espacios íntimos y en los cuales puedes comer tranquilamente (aunque la música quizá está ligeramente alta). Para empezar te toman nota según los números que vienen en la carta. Nosotros tomamos: •Las gyozas picantes: las cuales estaban muy buenas. •El pollo rebozado (okonomiyaki kaarage) el cual no está mal pero lleva encima el alga nori deshilachada que contrasta totalmente con el deseo de comerte un rico pollo rebozado (aunque puedo entender que es la receta). •El ramen de pato: era nuestra primera experiencia con el ramen y a mi al menos no me desagradó, el pato estaba en su punto y los demás elementos parecían acompañar al plato.

Caso a parte es el servicio. Es ese servicio que nunca termino de comprender. Están pero parece que no están.. tomar nota por números, llevar platos y la cuenta. Falta desde mi punto de vista algo más de atención y preocupación por la satisfacción al cliente. Lo de pedir 3 cosas y que te venga todo a la vez es algo ya que no parece tener solución a no ser que te salga a ti propiamente el comunicarlo al hacer el pedido. Uno quiere probar la experiencia tranquilamente y se encuentra que tiene que comer rápido porque si no se enfría. Decidimos probar algún mochi ya que son de yuzu pastry y tienen buena fama. Tardaron en cogernos el postre con el local prácticamente vacío y aún más tardaron en traérnoslo.. un simple mochi con dos puntos de nata a los lados.. Quizá nos encontramos con una serie de acontecimientos raros o inusuales que hicieron que nuestra experiencia no fuera la más grata.. pero aun así les apoyo a que sigan mejorando. Relación calidad-precio diría...

El sitio es una pasada: original, novedoso y una experiencia para los sentidos. Lo primero es agradecer y reconocer el trato del personal, son muy jóvenes, lo cual me asombra y me encanta a partes iguales, son simpáticos, siempre atienden con una sonrisa, conocen bien la carta, por lo que puedes preguntarle cualquier duda o pedirles opinión. De verdad que son un auténtico encanto TODOS, y me encanta ver el bien rollo que hay entre ellos. La comida, es un auténtico espectáculo de lo rica que está. Solo he ido 2 veces, y he probado cosas diferentes pero pienso volver y seguir probando más cositas de la carta. Hasta ahora hemos probado las gyozas, y el ramen de pollo teriyaki, el de gambas, y el karaage dom, y el de pato, además del refresco "Hata" de fresa. La limpieza también es de 10, al igual que la rapidez del servicio. Y la decoración es simplemente de otro mundo, hay un millón de detalles, cada vez que vas ves algo nuevo que no te habías fijado la vez anterior. ¡Y la música! La música mola muchísimo, acompaña al ambiente y el rollo del local, además de ser buenísima. Por poner una pequeña pega, a veces tengo la sensación de que está un poco alta. Pero a parte de eso, no puedo decir nada. Por último, los precios, están bastante bien, son muy competitivos y nada caros para la cantidad y calidad de las raciones, espero que los mantengáis así, ya que de verdad que compensa ir a comer con toda mi familia.

De verdad que el sitio además de original y la comida que es una delicia, lo que más me gusta es el personal, desde el encargado a todos y cada uno de los camareros.

Muchísimas...