El futuro de bares, restaurantes, cafeterías y establecimientos del ramo solamente permite dos posibilidades. Una de ellas es el cierre en el caso de no conseguir una abundante y habitual clientela. Si, por el contrario, el negocio se hace popular y los parroquianos acuden en masa, entonces la calidad del servicio empeora y el ambiente se deteriora, el condumio pierde calidad y las instalaciones precisan renovaciones, que a menudo afean el local o, al menos, rebajan sus encantos. Es la ley de la entropía hostelera, casi tan inexorable como la de la termodinámica. Esta cafetería ha pasado a encontrarse plenamente en esta segunda situación. La última vez que entré en ella para tomarme un café bien podría ser la última. Tardaron lo suyo en percatarse de que yo no era una columna o un mueble. Finalmente, me adjudicaron una de las varias mesas libres y me prohibieron ocupar otras. Debo proclamar que en este establecimiento hostelero han batido el récord de cercanía entre mesas: menos de 25 cm de separación entre la mía y cualquiera de las dos contiguas. Excepto en el metro, nunca había estado tan cerca de gente que no conocía. Si por lo menos los camareros nos hubieran presentado, habría sido menos embarazoso. Yo es que soy tímido y poco propenso al cotilleo al que puede dar pie oír nítidamente las conversaciones ajenas. Pasaron unos diez minutos hasta que tuve delante una simple taza de café. A todo esto, el estrépito que producían las numerosas cuchipandas que me rodeaban, obligaba a toda la concurrencia a levantar continuamente un poquito más la voz, deduzco que para hacer posible el diálogo. Por allí pululaban lo menos media docena de camareros, que a mí me hicieron poco caso, lo cual es comprensible por diversas razones, pero uno no termina de resignarse a la invisibilidad. La polifonía estridente de voces humanas se completaba con los sonidos del bajo de los temas musicales que debían estar sonando simultáneamente. Un olor penetrante a humedad de bodega era parte insoslayable de la experiencia sensorial. Según se incorporaban nuevos grupos de alegres consumidores, la algarabía se cargaba de decibelios y se me hacía tarea ardua no sólo la lectura, sino incluso el pensamiento. Acabé con el café en tres sorbos y escapé de aquel estruendoso tugurio que una vez fue lugar ameno de sonidos rumorosos, al que dediqué una reseña encomiástica. Maldita...
Read moreHonestly, I’ve walked past this place a hundred times and always thought it was a good place to stop for a drink. I was VERY wrong: the food is divine! We had the tuna tataki and the buttata salad and shared french fries, and then also shared a lemon pie. All of it was absolutely delicious, carefully constructed to be pleasing to the palate and to the eye! My only recommendation would be to serve the leeks warm instead of cold (in the salad), but everything was just perfect! Bonus point: the gin list is endless. Come here and try a new gin every time. Shout out to the staff who were mega busy and still managed to be...
Read moreI went there with my wife we had a burger and nachos with guacamole, the burger was ok the burger ban was terrible, and the sauce non existence but the rest was ok, the chips with guacamole on the other hand was horrible, the guac was watery we couldn’t even eat it. When I got up to pay after waiting outside for 15 minutes when I was inside I got told to sit back down and that they would bring me the check…...
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