Restaurante Mis Tradiciones

Es sabido que ir a comer con amigos significa desde hace tiempo algo más que buscar comida. Se buscan experiencias. El filósofo alemán Walter Benjamin definió una experiencia como “vivencia que nos aleja de lo cotidiano para transformarse en memorable”. Es mucho decir, desde luego y por ello los restaurantes de Madrid que proponen experiencias suelen ser pomposos y superlativos, priorizando LEDs, ninots y DJs sobre cualquier otra cosa. Incluido lo que se come y lo que se bebe, que pasa a tercer plano.

Dicho lo anterior, si quieres comer y beber como se hace en Lima, visita Mis Tradiciones. El local de la plaza Fco. Morano es amplio, diáfano y luminoso. Con una barra inutilizada y un espacioso comedor a dos alturas. Aunque no hay música audible, cuando está lleno (siempre), es imposible hacerse entender si no es dando voces. Paredes desnudas, suelo que imita madera y amplios ventanales devuelven las ondas sonoras mezcladas y amplificadas. Aunque hay un atril a la entrada y tú has reservado por Internet, nada de eso importa al llegar. “Colocaos donde queráis”. Una legión de camareras, todas vestidas de negro, super amables, menudas y con mascarilla que las hace parecer gemelas te atenderán al momento.

Un pisco sour (6,90€) para empezar o una Cusqueña rubia (3,50€) te ponen en situación. La carta es original. Además del necesario QR, te traerán un menú que pesa no menos de medio quilo en una carpeta de plástico pringosa que contiene más de 20 páginas plastificadas. La primera el menú del día a 11,50€, es un imán para el 80% de la parroquia. A continuación ceviches, criollazos, salteados y brasas desfilan con fotos atractivas, descripciones precisas y precios comedidos.

Arroz, pollo y patatas son la base de la mayoría de los platos. Raciones grandes, tipo Asturias. Ingredientes de segunda y cocina honesta y deliciosa. El Cebiche mixto (16,90€) se hace con perca, además de yuca, camote y maíz. El Arroz con mariscos (17,90€) no lleva y el Aero Chijaukay (16,50€ en carta y 15,90€ en factura) es delicioso. Por un lado un Arroz Aeropuerto, que es un plato chifa que se hace con arroz chaufa y tallarines. Y por otro un pollo deshuesado y crujiente bañado en una salsa de mensi y ostión. Cosa curiosa ¿o no? Solo por esto merece la visita. También tomamos papas a la huancaína y ají de gallina. Nada de particular.

Para rematar la experiencia, cuando estábamos tomando el café, empezó a sonar una “música” que nos recordó el “ataque sónico” a la Embajada de EE. UU. en Cuba. Era el equivalente a cuando en una discoteca invitan a desalojar encendiendo las luces. Comprendimos, pagamos y nos fuimos dejando una buena propina.

En conclusión, Mis Tradiciones es un restaurante peruano donde se come y se bebe como si estuvieras allí. Para lo bueno (mucho) y lo malo (poco).