Un lugar íntimo y cálido que te invita a degustar la riquísima comida japonesa de muy alta calidad que te sirven. El restaurante es reducido, cuatro mesas ahora mismo, quizás por covid o quizás siempre ha sido así porque yo creo que la idea del sitio es esa intimidad, la falta de barullo y de prisas, y que tú disfrutes de cada ración y de toda la cena. Por lo que yo entiendo, el restaurante consiste en el chef y pienso que único cocinero, una camarera y la metre-camarera, que es japonesa muy simpática que a mí entender es la esposa del chef. La calidad de cada plato excepcional, se nota que no hay prisas y que le mete esmero en cada ración. Si buscáis prisa, que os llegue el plato cuanto antes, creo que este no va a ser vuestro sitio pero a costa de la espera, te ofrecen manjares individuales en cada remesa. Nosotros pedimos todo al principio, excepto un pequeño detalle al final para terminar y te lo van trayendo poco a poco, entiendo que el chef va turnándose un poco a cada mesa. Los nigiris simplemente espectaculares, en orden de gustos, de más a menos: hamachi, pez mantequilla, gamba roja, atún, toro e ikura. La tempura de kokotxas simplemente excepcional. El teriyaki de pollo otro manjar, el pollo me supo sabrosisimo. El sake-maki buenísimo. El dimsum de chanquete muy bueno. Y la cuajada de ortigas bien pero es que yo no soy fan de las ortigas aunque a mí novia le encantó. La carta es suficiente pero no es muy, muy extensa. El vino blanco no nos falló, afrutado pero muy rico, la uva gewürztraminer siempre gana. También decir que nos invitaron a un aperitivo, albóndiga de atún, y un licor de cerezas al finalizar, otro buen detalle. El precio, no es barato, la pareja del nigiri unos 6-8 euros por ejemplo pero la calidad de los alimentos y el cuidado que pone en plato merece mucho más la pena. En definitiva, una cocina japonesa excepcional en un ambiente tranquilo y relajado que te invita a disfrutar de cada ración y de la compañía. Al final cuando nos íbamos, como dijimos que habíamos estado en Japón, nos dieron propaganda y nos quedamos hablando un buen rato con el chef y su esposa sobre sitio de Japón, sobre esos viajes y un poco de la vida, unas personas admirables. Así, pude entender en la conversación que aprendió de la cocina japonesa porque estudió en una escuela de cocina especializada...
Read moreReally nice Japanese classical experience. The very sympathetic chef had a nice talk with everybody after dinner. We had the menu and there were really nice dishes (the chef's salad and the tuna tartar especially were fantastic). The only thing disappointing was unfortunately the sushi. The menu only served 3 nigiri pieces and 2 maki pieces. And although the rice was luke warm and real nicely seasoned, it lacked the refinement you will have in some other Sushi places like Kappo or Izariya.(the amount of rice per nigiri was huge). So for a classical Japanese experience it is good and you should give it a try. But in Madrid I'd prefer Kappo (more fusion-like) or Izariya (more classical Kaiseki) for a similar priced but more...
Read moreA veces ocurre que, por casualidad, encuentro el momento de visitar un restaurante que lleva en mi lista de pendientes desde hace muchos años. Este es el caso de @soypedroespina, que diría puede llevar allí más de 10. Pedro Espina es uno de esos españoles amantes de la cultura japonesa, con una curiosa historia detrás y uno de los pioneros (o el pionero) de la cocina japonesa en España. Lo que creo que mejor describe este restaurante es la cultura y estilo japonés. Sobrio, armonioso y minimalista en la decoración, en el trato y el plato. El local así lo refleja con un exterior irreconocible, servicio del sol naciente y un comedor interior íntimo, con 5 mesas contadas. El menú degustación (74,80€) comienza con un aperitivo de ricas albóndigas de pescado. Pasamos a la ensalada del chef consistente en cortes de diferentes pescados, pulpo, vieira, … algas y una sabrosa salsa que, siendo más fluida, recuerda a un alioli suave. Buen comienzo. Seguimos con la cuajada de ortiga de mar con algas. De sabor delicado pero reconocible. Muy rica y original. Continúa con el tartar de atún. Con huevas y yema. Rico, buen atún bien tratado. Continuamos con la sopa al vapor, gran complemento para la comida, que asienta el estómago y entona el cuerpo. Muy buena. Casi al mismo tiempo que la sopa llegan los nigiris. Muy buenos los de pez mantequilla y gamba roja. El de anchoa, más original, lo habría cambiado por cualquier corte de sencillo pescado. El roll de tempura, de gran factura, creo que ganaría (y puede que fuera la idea) con mayor temperatura en el interior. La berenjena japonesa una sorpresa, diferente y muy sabrosa. El foie no es algo que identifique mucho con la cocina japonesa clásica pero hace un fin de fiesta (salada) perfecto, en su punto. El postre de helado frito japonés me gustó, con un sabor que me recordó mucho al de un donut!. Para beber un Riesling (Ruppertsberger trocken) muy adecuado para el menú, y un té negro japonés para terminar la cena. Me encanta la cocina japonesa así, con sensibilidad, sin artificio ni estridencias, y que sienta bien. #restaurantejapones #québiensecomeenmadrid #sushi #itamae #riesling #gastronomia...
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