Fuimos 4 personas un domingo con reserva previa. Pedimos unos platos de entrantes para compartir y luego un plato para cada uno: De entrantes: Patatas bravas Museu 6'80€ (normales, nada especial) Croquetas caseras: pedimos 2 de cada tipo: De cocido 1'90€, de escalivada y queso de cabra 1'90€, de setas y trufa 2'50€ y de pollo asado 2'50€ (en cuanto a la bechamel, muy fluida y rica; pero el sabor me quedó un pelín pobre en 3 de ellas, la única qué sí que estuvo bien fue la de setas y trufa). Dados de salmón marinados con soja, sésamo, mascarpone de eneldo y vinagreta de miel y mostaza 5ud 14'80€ (el salmón estaba bien, el marinado se notaba poco y el mascarpone demasiado sutil para mi gusto)
De platos principales pedimos: 3 de Arroz meloso de sepia, calamar y langostinos 16€/per (la cantidad muy muy bien por el precio que tiene, en cuanto a sabor quizá le faltaba intensidad) Tartar de solomillo de vaca 16'90€ (personalmente me faltó el sabor de la Salsa Perris y de la pimienta negra, por contra, la carne estaba rica de sabor y de una cantidad adecuada)
De postre: Torrija con crema inglesa y helado de dulce de leche 7€ (la torrija pasable, la crema inglesa podría integrarse mejor en la torrija) Pastel de queso casero con frutos del bosque 6'50€ (sabor a queso bastante bien conseguido)
El local con una decoración sobrecargada, pero, a pesar de ello, agradable y acogedora.
El servicio un poco lento, para los postres tuvimos que esperar bastante cuando el local ya estaba bastante vacío. Un detalle a comentar: nos cobraron 4 cafés que no habíamos pedido, que se hace un poco raro cuando todo está tan informatizado.
En resumen, la comida no se puede decir que estuviera mal porque no lo estuvo; pero, quizá, después de haber leído unas cuantas reseñas y de intentar en varias ocasiones reservar y no poder porque estaba siempre lleno, he de decir que me decepcionó un poco.
TOTAL: 129'30€...
Read moreEL CAMARERO DIJO: “ ES QUE HAY QUE SABER CATALÁN” a clientelas rusas que hablan idealmente español. No tenían ni inglés ni francés ni japonés. Na de na.
Sitio bonito, producto bueno, cocina rápida, el vermut riquísimo y en cantidad adecuada.
No obstante falta en la puerta un cartel “Solo para blancos. Si no dominas catalán no comas”. (Sigue siendo otro tipo de discriminación).
Hemos llegado a Reus y tras un recibimiento muy correcto, hemos visitado el Museo, que consiste en dos estanterías con ejemplares antiguos de Vermut, 0 explicación pero eso sí un vídeo en una televisión en una esquina que se supone que ha de servir de explicación.
No nos han indicado en ningún momento cuáles son las especialidades, las hemos deducido de los carteles en las paredes.
Uno de los camareros ha aludido a nuestra “incomprensión del catalán” (el camarero dijo: “hay que saber catalán”) al entregarnos un menú del mediodía que no comprendíamos y básicamente, reírse del cliente al solicitar una en castellano. El segundo camarero, ponía los ojos en blanco mientras elegíamos qué comer. ¿A esto llamáis servicio al cliente? Esperábamos mucho más de un lugar en teoría “internacional” en Reus.
A todo esto, el encargado, se encontraba sentado en el medio de la sala, paseando sin mascarilla, fumando cuando está prohibido (un compañero suyo ha tenido que indicarle se saliese a la puerta), entrando a la cocina sin uniforme de sala, sino con ropa de calle y sin mascarilla... Un impresentable.
Si realmente queréis conocer Reus, no vayáis a este antro, ya que seréis insultados y tratados de forma inadmisible. ¿Visit Reus? Puede ser... pero do not visit “Museu del Vermut Restaurant”.
Para las fotos muy mono, pero sientes...
Read moreReserva si vas al restaurante en fin de semana. Entre semana, en temporada media y baja, suelen tener mesas disponibles para los clientes sin reserva. Menú de platos elaborados, sin muchas pretensiones, muy bien presentados y en su justa cantidad. La cocina conoce el producto a tratar y lo prepara muy bien, si bien es verdad que algunos platos andan solteros de algo que acompañe y contraste con el principal, maridaje, aunque no se trate de vinos. De vinos, no hace falta hablar de la bodega, muy buenos vinos a precio elevado, pero vale la pena su degustación. Pedimos un blanco y negro de la zona. Buenos postres, rigida reposteria casera. La decoración del local impresiona. El servicio es mas que adecuado, aunque en mi caso no acertaron con la recomendación del camarero, que vendía lo ordenado, pero el resto de la comanda, como compartimos, era de un nivel notable. Empezamos tomando un vermut Cori, premiado, que hacia honor al galardón recibido como mejor vermut. Servicio de barra, en planta baja, atento rapido y muy cordial, la tapa para acompañar con no muy buena presencia. Mejillones reventados y berberechos de lata, mejor no pedir el lote oferta, como nos lo vendieron. La planta baja peca de falta de iluminación, básica para admirar la colección de botellas que tienen expuestas en vitrinas. Como anécdota, suerte de compartir impresiones con el dibujante Ortifus, que parecía andar empapándose de la cultura modenista de Reus. Vista la competencia... recomiendo para acertar si o si....
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