La experiencia ha sido nefasta y nos hemos ido casi sin comer. Recomiendo encarecidamente que no acudáis a este local. Habíamos reservado hoy para comer, guiados por las opiniones de Google, a las 14.15h. Tras esperar unos veinte minutos a que nos limpiaran la mesa y nos tomaran nota, hemos disfrutado de un bar sucio, con algún retoque meramente estético a lo que fue un antro de los setenta, diminuto, en donde ni siquiera habían tenido la decencia de recoger la cucaracha que yacía en el piso de uno de los baños. Pedimos un plato de morro con gambas, un “cremaet” de gambas y el arroz del día, tras darle vueltas a una carta confusa, incompleta, que arruinaba los platos tradicionales valencianos con ingredientes ajenos, más propios de la indecorosa paella con chorizo. El plato de morro estaba tremendamente duro y parecía que lo hubieran cocinado hace más de una semana. El gusto chicloso del pan de gasolinera no compensó ni el hambre que nos dejó ni el riesgo de perder un diente con el trozo de morro. Después de esperar una hora y cuarto -y de pedirle insistentemente a las camareras que nos trajeran alguno de los dos platos que estaban por llegar, ya que íbamos con una niña pequeña- nos trajeron el perol de arroz, insípido, con trozos de carne inedintificables, que no tuvimos el valor de acabar. Puesto que no había rastro de las bravas, y tras ofrecerse la casa, a través de una de las camareras, en un cierto tono desafiante, a no cobrarnos el postre y el café, decidimos renunciar a ese ofrecimiento y anular el pedido de las bravas. Aun así, la broma nos salió por cerca de 50€, incluida una botella de agua y dos dobles de cerveza. No volveremos y recomendamos a todo aquel que tenga la tentación a que no lo haga, si no quiere perder tiempo y...
Read more6,5/10 Que el Cabañal es uno de los centros neurálgicos de los gastrobares valencianos no es nada nuevo, pero que Taberna La Aldeana hay tenido un hermano y sean capaces de de tener a los Beatles y los Rolling Stones sólo separados por una pared es otra cosa.
Y hago mención a estos grupos porque en algunos platos de su carta tenemos presente a esos cantantes y entiendo que su cocina hará referencia a la parte canalla, contemporánea, pero a la vez llena de clásicos de sus canciones, digo platos. 〽️ Vamos a encontrar una carta corta aprovehcada con cosas muy interesantes, os voy a describir las que yo probé:
Croqueta de puchero, generosa bien rebozado. Tal vez un poco tosco, pero sin molestar a la mezcla que siempre que se ven trozos del material se agradece. Ensaladilla, estando en el cabañal tiene que estar buena, pues además lleva huevas que le da ese toque umami y un poco de hueva en salazón. Berenjena ahumada con con queso, miel y salazones, me dejó con un ay! La berenjena bien, pero la trufa de la miel no la encontré, me faltó queso y salazones. Ensalada de tomate con huevas de sepia. Me encantó la combinación. Huevos fritos con gambas y torrezno Paul CarCtney. Indispensable. Cremosidad del huevo, gamba frita pero ligera y taquitos de torrezno, imposible fallar Abanico ibérico. Muy rico con una base de pisto brutal Fresas violentas, mmm, se supone que en un postre con ese nombre, el sabor a violeta debe estar marcado, o por lo menos eso me esperaba, pues era un ligero toque con un par de caramelos de violeta a trozos.
Malarmat, me ha sorprendido para bien, creo que limando alguna cosa de los platos subirá mucho de nivel, ahora sólo me falta ir a la Aldeana para tener una visión más completa.
Precio...
Read moreSitio espectacular y el menú nos ilusionó al tener clásicos de la gastronomía valenciana difíciles de encontrar en Valencia. Una lástima que fallaron varios aspectos del sabor de la comida: Las croquetas de putxero, a pesar de tener buena consistencia y rebozado, sabían sólo a bechamel. La masa de les coques de dacsa estaba seca y dura, nada que ver con las tradicionales de la zona de La Safor. Los productos marinos eran de calidad pero los acompañamientos (tomate rallado en una y titaina en la otra) no eran nada del otro mundo. La fideguà de mandonguilles llevaba canela y almentras por encima, resultando en un sabor en ocasiones hasta desagradable. Una lástima porque les mandonguilles estaban muy buenas y se notaba un buen fondo. Sin embargo la mezcla de sabores con la canela y la almendra resultaba en un plato excesivamente dulzón y empalagoso. A más de 18 euros la ración, esperas no tener que dejarte media fideguà.
El sepionet sucio lo mejor - la cocción perfecta y la salsa que acompañaba con cacahuete funcionaba bien.
Además sigue habiendo mucha confusión entre la taberna y el restaurante. Al llamar a la taberna (que es dónde queríamos ir) nos indicaron que nos sentarían en el restaurante pero desconocíamos que las opciones de menú (salvo unas pocas) no coinciden entre los...
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