Casa Fernández Blanco
Cuentan quienes conocieron a Isaac Fernández Blanco (1862-1928) que su pasión por coleccionar era tal, que fue llenando poco a poco su casa de la calle Hipólito Yrigoyen de objetos, hasta atiborrarla por completo. Tiró paredes, construyó nuevos cuartos y siguió adquiriendo utensilios, prendas y obras de arte hasta que su familia decidió mudarse y dejarlo en su propio museo, el primero de su estilo, privado, que tuvo la Argentina. El mismo Fernández Blanco, ya como director de la institución, donó su casa y colecciones a la ciudad de Buenos Aires y hoy el viejo edificio de Yrigoyen es uno de los mejores centros de artes aplicadas del país. En los últimos años se realizaron en él importantes trabajos de restauración y puesta en valor hasta lograr una exhibición de lujo que recorre la vida cotidiana de fines del siglo XIX y principios del XX, cuando la zona cercana a la Avenida de Mayo -actual barrio de Congreso- era el centro de la vida social de los porteños. “La intención, justamente, es integrar al museo en un área atractiva de edificios y calles como la Avenida de Mayo, que son siempre muy visitadas por porteños y turistas”, explica Juan Vacas, director de Patrimonio, Museos y Casco Histórico de Buenos Aires.La casa. En 1880, después de casarse, Isaac Fernández Blanco compró la casa contigua a la de sus padres, en el actual emplazamiento del museo. La planta original del edificio correspondía a una típica casa colonial organizada alrededor de tres patios, toda en planta baja. Para ponerla a tono con el nivel de desarrollo del barrio, en el que se acumulaban teatros, tiendas y hoteles de lujo, contrató a Alejandro Christophersen, uno de los arquitectos de moda en la ciudad; que convirtió la vieja casona en un palacio neorrenacentista, el único de ese estilo que queda en pie en la zona.
La puesta en valor y curaduría de 4 nuevas salas –a cargo de Patricio López Méndez– que hoy pueden verse en el museo corresponden al comedor original, el cuarto de las damas, un salón de entrada donde se exhiben la colección de platería, arte argentino y porcelanas y un espacio en el primer piso con una excelente muestra de indumentaria y accesorios de moda. El magnífico comedor está cubierto por boiserie realizada por los Hermanos Briganti en 1882. Tiene una cúpula y ventanales de vitraux y cuatro tapices de la firma francesa Braquenie et Cie. con motivos bucólicos. El salón fue montado tal cual se utilizaba en el siglo pasado: la mesa tendida con manteles de hilo, la vajilla de porcelana de Limoges y la cristalería...
Read moreUna falta de respeto. Vine de paseo a Buenos Aires para comprar unas cosas y pasé por el museo porque todavía tenía algunas horas hasta que saliera mi tren de regreso. Como vine a hacer compras, teníamos dos bolsas con mi mamá: una con tres cajas de zapatos y otra más pequeña con ropa. Cuando ingresamos preguntamos si podíamos dejarlo en algún lugar de la recepción para hacer la visita y la mujer (muy amable) que nos recibió nos indicó que consultemos en la boleteria. El señor que nos atendió allí cuando le preguntamos si podíamos dejar los bolsos en algun lugar nos dijo de muy mala manera que no había lockers ni ningún espacio como para hacer eso, con lo cual le preguntamos si entonces podíamos pasar con nuestras pertenencias y nos dijo que no, que "no correspondía" que vayamos a un museo con tantas cosas, nos miro bastante feo y nos indicó que si queríamos dejemos las cosas a un costado pero dando a entender como que nadie se haría responsables por ellas. Decidí decirle que muchas gracias pero que entonces mejor nos íbamos y le indique a mi mamá que salgamos. Segundos después salió la señora que nos recibió en un principio y nos pidió disculpas por el mal momento que habíamos vivido. Es una pena que habiendo gente que sabe atender a la gente y claramente es sumamente cálida elijan poner en este tipo de puestos a personas que destratan a los demás. Dicen que la gente no va a los museos pero es mentira. Vamos con la mejor de las ondas, pero si nos reciben así es obvio q no vamos a ir más (a ese museo en especifico, hoy por ejemplo fuimos al del Agua y pasamos un...
Read moreI thought the house was very attractive and it was obviously owned by a wealthy family many years ago. They have guided tours in the afternoons on some days. The tour went on for over an hour and a half, mainly because some of the people attending just had an unending number of questions to ask the guide. I had to leave after 90 minutes because of other commitments, but I do recommend viewing the house if you happen to be in this neighborhood. As of February 2024 the entry fee for foreigners is 2,000 pesos...
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