1.- ¿Cómo llegar? Se halla haciendo esquina con las avenidas Schloßstraße y Spandauer Damm (ésta es la continuación de Otto-Suhr-Allee). Lo más fácil es coger el U7, o el U2. Con el U7 se baja en Richard-Wagner-Platz, y se coge la salida hacia Wilmersdorferstraße. Es aconsejable visitar esta calle llena de vida. A pocos minutos está el museo. Con el U2 hay dos posibilidades: o bien bajar en Sophie-Charlotte-Platz, salida Schloßstraße y recorrer la calle por el centro, viendo de frente la impresionante fachada del palacio Charlottenburg; o bien bajar en Bismarckstraße y contemplar por dentro y por fuera el gran Ayuntamiento del distrito Charlottenburg. 2.- Este edificio «hace pendent», o sea, es simétrico y semejante al de enfrente: el museo Scharf-Gerstenberg, en Schloßstraße 70. Ambos son monumentos conmemorativos encargados por el rey Federico Guillermo IV de Prusia para albergar su guardia real. Datan de 1851/59. El arquitecto fue Friedrich A. Stüler, discípulo de Schinkel. Ambos edificios terminan en una gran cúpula monoptera (es decir, construida tipo iglesia monoptera), visible desde la lejanía. Ambos dispusieron de una majestuosa escalera interior. Y ambos son de estilo neoclásico alemán, concretamente de «estilo Stüler o construcción tipo Stüler». Desde 1995 se alberga en Schloßstraße 1, la colección Berggruen. La polémica ampliación con un pasillo-pérgola de cristal que lo une al edificio contiguo, fue encargada, en 2008, al despacho de arquitectos Kuhn Malvezzi. El Berggruen tiene una historia siniestra. Desde 1936, con el nacional-socialismo, fue escuela de cursillos para altos cargos de la Gestapo y de la policía criminal. Pero ya tras la Primera Guerra Mundial, ambos edificios fueron los cuarteles de la «Sicherheitspolizei», un tipo de policía militarizada que desapareció en 1936 con el nacional-socialismo. 3.- La colección Berggruen: La bienvenida la da una estilizada y bella escultura de Giacometti. Situada en el centro, insinua con su presencia de qué se va a tratar esta magnífica colección: de la alegría, del goce y del divertimento en pintura. Chagall, con su juguetón biombo, nos insinúa ya una separación y ruptura con formas de vida distintas a las nuestras. La mayor colección privada del mundo de obras de Picasso: destacan los maravillosos retratos de Dora Maar, con su imponente mirada, con sus sensuales labios. O ese genial retrato de una mujer princesa, rememorando a Holbein. Y sobre todo sus extraordinarios y divertidos dibujos. Completan la colección: Cézanne, Matisse y el gran Klee que tantísimo impresionó a Berggruen. Ese Klee que, como analizaba Berggruen, nos sumerge en su mundo maravilloso y una vez dentro, no nos atrevemos a salir de él. Y, para finalizar, la colección de esculturas africanas. 4.- El personaje Berggruen: nació en 1914, en Berlín. Estudió arte e historia de la literarura en Francia. Como judío, tuvo que huir en 1936 a los Estados Unidos. Ahí empezó como crítico de arte y como ayudante del pintor mejicano Rivera en el museo de arte de San Francisco. Es en esta ciudad dónde adquiere la primera obra de su colección: un Picasso; y dónde queda profundamente impresionado por Klee. Entre las muchas anécdotas de su vida destaca que tuvo amoríos con la pintora mejicana Frida Khalo, por aquel entonces esposa de Rivera. Frida Khalo junto con las pinturas de Klee influyeron radicalmente en la vida de Berggruen, según él mismo aseguró. Merece mencionar que Berggruen, según él mismo dijo, mientras duró su relación con Frida Khalo, no supo que era pintora y ni conoció su obra. En la colección Berggruen no hay ni una sola obra de Diego Rivera y tampoco de Frida Khalo. Berggruen retornó a Alemania y murió en 2007 en París. Berggruen jamás olvidó a Alemania. La amó y la añoró allí donde estaba. En una entrevista que en 1996 le hizo Gaus, contesta: «como ALEMÁN, nací en Berlín» «No me siento como judío alemán, ME SIENTO COMO...
Read moreThere are many places to see Picasso of course, but this one is exceptional. Whether you are familiar with his work or not, this lovingly curated exhibition will warm your heart with accessible appreciation of the great master painter. One feels taken into his confidence and the notes accompanying the works divulge divulge Picasso’s unique perspectives. If you are not already in touch with his styles this is the best introduction I have seen in any country so far. If already a connoisseur, you may well appreciate the depth of knowledge that has gone into the presentation. This a small museum — it is dwarfed for instance by the large exhibition in Barcelona — but here you have an intimacy and grasp that is not so commonly found. What is more, the enthusiastic staff also have considerable knowledge and are happy to spend time in discussion, though this may be less so if it is very busy. Slightly out of the centre as the vast number of Berlin museums go, but absolutely worth it. One I will...
Read moreI return to this small museum every time I visit Berlin. This time I got very lucky because my visit coincided with its grand re-opening after a renovation--with free entrance. The artwork of Paul Klee is displayed in small rooms in the top two floors. Beautiful! Matisse's work is displayed the next level, followed by two floors with Picasso. One room has a special exhibit of Cézanne. The walls are white. They installed special alarms the make a loud beeping sound when a visitor stands too close to the artworks. With so many small rooms, it would not be financially feasible to have a guard in every room, besides it was so busy on opening day, there wasn't any room for a guard! No free wifi, but free WC! There was a food truck in the courtyard where you could buy coffee, but it was too busy. Don't be tempted like we were to have coffee across the street at the Art museum, the cappuccino...
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