Crepes & Waffles Tesoro — Restaurant in Medellín

What horrible service, in a city of usually overwhelmingly nice people. My wife and I were excited to try the feijoa ice cream, which is unique to this chain. We were ignored by 5 employees when no other customers were there. I called out in English, and was very rudely told: NO ENGLISH. then my wife who speaks very good Spanish took over trying to get her attention. Pronouncing Feijoa is no easy task, she was ridiculed for it and the attendant walked away no less than 3 times when she hesitated. Finally, my wife said to her politely and in perfect Spanish: what do I need to do to be served? We were then rushed by a very frazzled Patricia. What a disappointment. Attached is a pic of how "busy"...

Definitely don’t understand how this place got 5 stars, 30 minutes to be served and 1 hR waiting for the food + 30 minutes for dessert. Food was alright but cold, wont come back to this place again since they don’t respect or care for their clients waiting time, talked to manager but she only responded with ‘’ am sorry ‘’Total time was 2 hours just for 2 entrees and 2 desserts ( which I didn’t eat since i had to wait that long). Sorry guys but your service needs to improve specially for us tourists that travel this far to visit your beautiful country and city. From all the restaurants i ve been in Medellin, this definitely...

Hay lugares que no solo venden postres, sino momentos de felicidad pura. La Heladería Crepes y Wafles del Tesoro es, sin duda, uno de ellos. Desde que llegas , te envuelve un aroma dulce y acogedor, a masa recién hecha y a chocolate que derrite cualquier preocupación. Es ese tipo de sitio al que vas a celebrar un pequeño triunfo, a reconfortarte tras un día agotador, o simplemente a regalarte una pausa dorada y deliciosa. Pero su verdadera magia no está solo en el ambiente, sino en lo que sirven. ¿Qué recomendar? Es una pregunta difícil porque todo es tentador. Si me obligan a elegir, diría que su groffe con helado de vainilla es una obra maestra. La fina masa, crujiente en los bordes y tierna en el centro, se combina con la acidez cálida de la fruta caramelizada y el contraste frío y cremoso del helado. Es un baile de texturas y temperaturas que simplemente funciona. Para los amantes de lo clásico, su waffle belga, esponjoso y con ese sabor a mantequilla que llena la boca de nostalgia, es una apuesta segura y siempre reconfortante. Y lo que termina de redondear la experiencia es la gente. El personal, siempre con una sonrisa, logra transmitir la pasión que ponen en su trabajo. Su amabilidad genuina hace que te sientas bienvenido, como si fueras un invitado en su propia casa. No es solo un servicio rápido, es un trato cordial que suma puntos al momento. En resumen, Crepes y Wafles del Tesoro es más que una heladería; es un pequeño refugio para el alma golosa. Un sitio al que vas a crear un buen recuerdo, que sabe a waffle crujiente, a crepe dulce y a felicidad compartida. Un tesoro, en toda regla, al que merece la pena volver una y otra vez. El detalle que opoca a estos restaurante es el hecho que tenga...