El Carbone El jirón Huancavelica es hoy el emporio de las ópticas. Además, los “jaladores” de estas tiendas han invadido sus calles y casi es imposible transitar con comodidad, especialmente a la altura de la plazuela donde se encuentra el teatro Segura. Allí se ubica el bar o bodega CARBONE que es una “isla” en esta océano de monturas e impertinentes vendedores. Ubicada en la cuadra tres de Huancavelica, en la esquina con el jirón Caylloma, fue fundada hace 100 años, en 1923, por una familia de origen italiano, los Carbone. Cuentan que en sus inicios se vendían productos importados como salames, anchoas enlatadas y salchichas alemanas. Era una bodega muy concurrida por los vecinos de la zona quienes aprovechaban, cada vez que hacían sus compras, en tomarse un refresco o una cerveza. Pero los tiempos fueron cambiando y la bodega fue transformándose en taberna y bar y, con los años, lo único que sobrevivió fue su legendaria butifarra y el pan con jamón.
Solo los limeños “viejos” saben que esta bodega se llama CARBONE pues desde hace muchos años el nombre no aparece en ningún letrero. Ahora es una mecla de taberna, bar y café. La dueña es ahora la señora Atala de Briatore quien nos dice: La clientela cambia. Ahora vienen los nuevos limeños y uno que otro antiguo comensal que creía que ya no existíamos. Ella defiende con uñas y dientes la tradición del local y advierte que, mientras viva, no va a sacar las polvorientas botellas que ocupan los viejos estantes de madera que llegan hasta el techo; tampoco instalará luces de neón ni venderá pizzas, pollo frito o hamburguesas con papas fritas. Alguien tiene que defender lo nuestro, termina sentenciando.
Y hablando del CARBONE y de la butifarra, cuentan algunos especialistas en comida peruana que fueron los inmigrantes italianos los que inventaron nuestro insuperable “jamón del país”. Se trató de una forma de traer a Lima el jamón ahumado de Italia y mezclarlo con un ingrediente peruano como el achiote. Su preparación es trabajosa aunque no complicada: la pierna de cerdo deshuesada es sazonada por dentro y por fuera con sal, pimienta, ajo molido y el color que destilan las pepitas naranjas del achiote. Luego se enrolla y amarra, para finalmente cocerse en agua salada a fuego muy bajo por cinco horas. Ese jamón con pan francés, lechuga y salsita criolla es la delicia de los desayunos, lonches o meriendas de cualquier limeño. Adicionalmente también venden unas deliciosas ensaladas de garbanzos, de pallares y...
Read moreCaminando por el Centro de Lima abrí el Maps y pensé: “tengo ganas de comer algo rico”. Recordé esta emblemática sanguchería y fui con mucha ilusión, ya que había visto varios videos en YouTube y TikTok donde los bloggers la describían como jugosa y llena de sabor.
Tras una larga caminata llegué al local, pero me sorprendió que no aceptaran ni tarjeta ni Yape/Plin. En pleno 2025 esto me pareció muy limitante, aunque no iba a quedarme con las ganas, así que busqué un cajero cercano y regresé decidido a probar el famoso sánguche.
Ya en la mesa, la experiencia no fue lo que esperaba:
El sánguche estaba comible, pero no espectacular.
No era muy jugoso, la sarsa era bastante básica y, en sabor, le pondría un 5.5/10.
La atención fue normal, nada que justificara el precio de 20 soles.
El lugar, eso sí, tiene su mística e historia, pero detalles como las botellas de Ballantine’s sucias, la falta de variedad en salsas (solo mostaza) y el pago solo en efectivo hacen que la experiencia pierda encanto.
¿Lo recomiendo? No del todo. Sin embargo, creo que es un “must” para quitarse el clavo y probar un sánguche en un restaurante con más de 100 años de historia. Quizás alguien pueda disfrutarlo...
Read moreLocal place that is known for its pork sandwiches aka Sandwich de País! Portion of the sandwich is big and it's quite delicious, be sure to add some picante or salsa to give it an extra kick. We decided to have their garbanzos salad and Inca cola. Ambiance is rustic and the service is good. Plenty of indoor seating. Overall great local find...
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