Restaurante emblemático del Centro de Lima con mucha historia y comensales fieles que se reúnen para compartir agradables tertulias en un ambiente tranquilo y antiguo que crea la atmósfera propicia para el disfrute. Para nosotros fué nuestra primera visita después de tenerlo en lista durante mucho tiempo, a pesar de vivir cerca y pasar por su frente infinidad de veces. Pero llegó el día. Entramos y la primera impresión fué encontrarnos con un ambiente muy agradable, de esos que nos gusta, así que buscamos una mesa para 2 bien ubicada que nos permitiera ver y disfrutar. La atención rápida (llegamos como a la 1:15 de un sábado) y amable, pocos comensales, después empezarían a llegar.

La carta bien aprovisionada y los precios variados. Pedimos un lomo saltado y un tacu tacu con seco de res mientras esperábamos y nos refrescábamos con nuestra bebida de sabor nacional bien helada. Lo primero que llegó fue mi tacu tacu y la impresión fué grande al ver el tamaño de lo servido, era realmente grande... yo feliz ! Rato después llegó el lomo saltado de mi esposa, también un plato bien servido que nos preguntamos, y ahora cómo lo acabamos. Nos hubiera gustado que ambos platos llegaran juntos para así no tener que esperar para empezar a comer. Punto a mejorar. La impresión que tuvimos fué que el lomo saltado lucía desordenado... que importa, lo realmente importante es el sabor y la textura. Bueno, definitivamente no es su fuerte. Hemos comido mejores lomos saltados. La carne dura, le faltó algo de acidez y no tenía el sabor del fuego arrebatado (muy importante en un lomo saltado que se respete), las papas fritas nada especiales y llegó tibio y no caliente y humeante como uno esperaría por tratarse de un plato preparado al momento. Precio S/ 33.00 soles. El tacu tacu con seco de res impresionante por su tamaño, me gustó la porción, suavidad y sabor de la carne. En términos generales tenía buen sabor y presentación. Estuvo acompañado con yuca, salsa de cebolla y el aceite de oliva (que tuvimos que pedirlo) y que le da el toque especial. Así como el lomo saltado, el plato llegó tibio y no caliente y lo que no perdono es que no tenía su costra de haberlo freído como todo tacu tacu que se respete. Precio S/ 38.00 soles.

El Queirolo es un buen lugar, no todo va ser perfecto, tiene sus fuertes y sus debilidades, todo es mejorable y así deseamos que sea. Volveremos para disfrutar del sancochado y unos tallarines verdes con malaya que nos tendrán intranquilos hasta nuestra próxima visita.